En 1810, Toluca era un pequeño pueblo de 5,000 habitantes, marcado por el frío y la intriga. Don Álvaro de Santillán, comerciante español, contrajo matrimonio con Itzel, una indígena otomí de belleza singular, en una vivienda cercana a las grandes casas antiguas de la ciudad. La pareja vivió en armonía hasta que nació su hijo, momento en que los celos de Álvaro comenzaron a sembrar desconfianza. Acusó a Itzel de infidelidad, y en un arrebato de celos, la mató en su casa, huyendo después del crimen. Los vecinos escucharon los gritos, pero no intervinieron. La policía encontró el cuerpo de Itzel con un brazo mutilado y una carta donde ella confesaba que su hermano, Fernando, también nacimiento de una relación prohibida, era su verdadero familiar y amante. La revelación devastó a la comunidad: Fernando era en realidad su hermano de sangre. Álvaro, sumido en la culpa, huyó y nunca más se supo de él. Desde entonces, en noches sin luna, se dice que aparece la figura de Itzel, caminando descalza hacia la iglesia de El Carmen, con su brazo mutilado y lamentando: '¿Dónde estás, hijo mío? ¿Dónde estás, hermano mío?'. Se escuchan disparos y aullidos de perros, ecos de aquel crimen trágico y sus consecuencias mortales en los callejones de Toluca.