Cada año, en San Bartolomé Atlatlahuca, municipio de Tenango del Valle, se revive una milenaria tradición: que llueva pan, un acto que combina fe, celebración y gratitud hacia su santo patrono, San Bartolomé Apóstol.
Este 2023, los panaderos del pueblo elaboraron aproximadamente 50 toneladas de pan, que fueron lanzadas desde carros alegóricos a cientos de espectadores que esperaban con entusiasmo el evento, conocido como el Paseo del Pan. Los organizadores señalaron que esta festividad es una oportunidad para compartir su alimento y fortalecer los lazos comunitarios.
Antes del recorrido, se realiza una misa en la que los panaderos reciben una bendición especial, arrodillados ante el altar, para agradecer a Dios por las bendiciones recibidas tanto para sus familias como para la comunidad.
La celebración inicia a mediodía, y aunque el cielo se cubrió de nubes grises, no llovieron gotas, sino panes, dulces, frutas e incluso utensilios, que los asistentes recibieron con alegría y risas. Frases como ‘¡Aquí, aquí, échenme un pan!’ y ‘¡Otro pancito!’ resonaban en medio del desfile.
Los carros alegóricos, decorados con pan colgante, papel picado, imágenes de San Bartolomé y guías de colores, no solo repartían pan, sino que también honraban la noble profesión de la panadería, que sustenta a muchas familias del pueblo. Los participantes lucían orgullosos la labor de sus manos, mientras la música, el baile y la convivencia llenaban el ambiente de entusiasmo.
A pesar del sol intenso y la amenaza de lluvia, la celebración continuó vibrante. Familias y participantes disfrutaron cada momento, intercambiando palabras y sonrisas en un ambiente de alegría comunitaria.
Para los habitantes, esta tradición simboliza gratitud, salud, prosperidad y la petición de protección a San Bartolomé. Como expresó Azucena, una mujer mayor, “Que interceda por todos nosotros, que el pancito sea de su agrado para que pida por nosotros ante Diosito”.
Hoy en día, esta festividad sigue siendo parte esencial de la identidad de San Bartolomé Atlatlahuca, con la participación activa de las nuevas generaciones, quienes además ofrecen pan y agradecen durante toda la celebración, asegurando que esta milenaria tradición perdure en el tiempo.