Los líderes de la oposición en Venezuela, María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, conmemoraron la canonización de José Gregorio Hernández y Carmen Rendiles, reconocidos como los primeros santos venezolanos. La ceremonia, presidida por el papa León XIV en la Plaza de San Pedro, fue multitudinaria y reunió a cerca de 55,000 fieles, con una fuerte presencia de venezolanos que portaron banderas y camisetas en honor a los nuevos santos.
En un comunicado difundido en redes sociales, ambos dirigentes calificaron este evento como un "motivo de esperanza y consuelo en medio de la oscuridad" que atraviesa Venezuela. Lo vincularon con el anhelo de un "nuevo milagro": el retorno de la libertad en el país.
Machado y González Urrutia resaltaron que la canonización llena de orgullo a los venezolanos y señalaron que ambos santos dedicaron sus vidas a servir a los demás. Recordaron, además, que los santos "son dos ejemplos para 30 millones de venezolanos, rehenes de un régimen que ha instaurado la persecución, con más de 800 presos políticos, miles de exiliados y un pueblo soportando un dolor constante".
Ambos líderes reiteraron sus acusaciones contra el régimen chavista por supuestos fraudes en las elecciones presidenciales de julio de 2024, en las que Nicolás Maduro fue proclamado ganador en circunstancias controvertidas y sin publicación de resultados completos.
Machado, quien actualmente opera en clandestinidad desde Venezuela, y González Urrutia, exiliado en España, enfatizaron que "la fuerza y determinación de los venezolanos son inquebrantables". Aseguraron que el pueblo ha crecido ante la adversidad, vencido el odio y fortalecido su confianza.
González Urrutia, quien se considera presidente legítimo de Venezuela, conectó la canonización de Hernández y Rendiles con la fortaleza y servicio del pueblo venezolano, señalando que "la grandeza del país se mide por su generosidad y humildad". Insistió en que "la ejemplaridad de los santos renueva nuestro compromiso con Venezuela y nos llena de la convicción de que el país puede levantarse, unido y fuerte, sobre los valores que nos dieron fuerza".
La ceremonia en el Vaticano fue un acto de unión que, por unas horas, logró disipar las profundas divisiones políticas en Venezuela, según informes de medios locales, evidenciado también por la participación de miles de venezolanos en plazas y templos de todo el país para seguir el evento con fervor y esperanza.