Los líderes del Grupo de los Siete inician sus conversaciones anuales en un contexto de creciente tensión por conflictos en Ucrania, Oriente Medio y la posible reconfiguración de alianzas internacionales. La cumbre, que se realiza en Kananaskis, en las Montañas Rocosas canadienses, hasta el martes, busca fortalecer la cohesión entre las democracias ante la escalada de conflictos regionales.
Un tema destacado fue la referencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien calificó como un error la expulsión de Rusia en 2014 del entonces Grupo de los Ocho, tras la anexión de Crimea. "Fue un gran error, no tendría esta guerra si Rusia todavía formara parte del grupo", afirmó Trump. La decisión de excluir a Rusia fue tomada en respuesta a su anexión de Crimea, pero Trump sugirió que la presencia de Rusia en la mesa de diálogo podría haber evitado el conflicto.
Canadá ha desistido en intentar cerrar un comunicado conjunto, después de que en 2018 en Quebec Trump ordenara retirar el apoyo al documento final. Aunque varios borradores sobre temas como migración, inteligencia artificial y cadenas de suministro han sido propuestos, Estados Unidos aún no los ha aprobado. La falta de acuerdo refleja las tensiones internas del bloque.
En el marco de la cumbre, las discusiones se centran en la economía, acuerdos comerciales y la influencia de China. Un elemento clave es el debate sobre reducir el tope de precios del petróleo ruso, tema complicado por el aumento de los precios del crudo tras ataques israelíes a Irán y la búsqueda de una tregua entre ambas naciones. Se espera que los líderes exhorten a la moderación y vuelvan a promover la diplomacia.
El primer ministro británico, Keir Starmer, comentó que existe un consenso general sobre la necesidad de desescalar la tensión en Oriente Medio. La presencia provisional del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, busca impulsar una postura más firme contra Rusia. Macron señaló que la mediación rusa en Irán es inaceptable, dada su implicación en la guerra en Ucrania.
Por su parte, Trump mantuvo contacto con Vladimir Putin, sugiriendo que Moscú podría jugar un papel en la mediación entre Israel e Irán, idea que fue rechazada por Macron y otros europeos. La sugerencia refleja el reconocimiento estadounidense de la influencia rusa, pese a las discordancias por Ucrania.
El encuentro también tendrá en su agenda la posible presión para que Trump adopte una postura más dura frente a Rusia, con énfasis en que Ucrania logre un alto al fuego duradero. La cumbre del G7 y la próxima reunión de la OTAN buscan establecer un frente común ante los desafíos internacionales, aunque las diferencias persisten.