La llegada de los Diablos Rojos del Toluca al estadio Nemesio Díez fue una auténtica explosión de pasión. El acceso para el autobús al tradicional túnel resultó casi imposible, rodeado por elementos de seguridad y cientos de aficionados que acompañaban al equipo con cánticos, banderas ondeando y un fervor evidente.
El apoyo de la afición local se hizo notar con fuerza. Las porras Perra Brava, Hijos del Averno y la Banda del Rojo elevaron aún más el ánimo del estadio, que desde horas antes se vivía con intensidad en los alrededores.
‘¡Toluca, serás campeón!’ resonaba en las paredes del estadio, mientras se acercaba el momento crucial del encuentro.
Por su parte, las Águilas del América —el equipo visitante— también llegó al recinto, enfrentando dificultades para avanzar. El recibimiento fue frío, con rechiflas, gritos y pocos aficionados azulcrema que intentaban hacerse notar, aunque sus voces quedaron opacadas por la marea roja, que desde ya disputaba su propia final en las tribunas.