Lo que tu ropa acumulada revela sobre tus emociones y cómo liberarte de ella

Por: Equipo de Redacción | 17/10/2025 03:00

Lo que tu ropa acumulada revela sobre tus emociones y cómo liberarte de ella

Abrir el armario y encontrar ropa que no se ha usado en años es una escena común en numerosos hogares. Camisetas de conciertos, vestidos para ocasiones especiales o pantalones que ‘algún día volverán a quedar bien’ se acumulan con el tiempo. Sin embargo, la psicología revela que esta tendencia puede tener raíces emocionales profundas y estar relacionada con nuestra forma de enfrentar los cambios.

La psicóloga británica Emma Kenny explica que los objetos materiales, incluida la ropa, pueden convertirse en ‘contenedores de emociones’. Una prenda que usamos en un momento especial puede adquirir un valor simbólico que trasciende su utilidad. Por ello, muchas veces nos aferramos a ella por nostalgia, manteniendo en el armario cosas que ya no usamos. Este apego cumple una función psicológica: ayuda a mantener una sensación de continuidad con el pasado. Pero también puede ser una forma de resistencia al cambio.

Kenny señala que guardar ropa que ya no usamos puede ser un intento de conservar identidades o roles que ya no nos representan. Así, nuestro armario refleja quiénes somos, pero también quiénes fuimos. Además, el miedo a lo desconocido influye: desde la psicología conductual, se ha observado que acumular objetos genera una sensación de control frente a la incertidumbre. Aunque el desorden parezca caótico, puede representar una forma simbólica de protección.

El reconocido psicoanalista Donald Winnicott estudió la relación entre las personas y los ‘objetos transicionales’, concluyendo que las prendas que evocan recuerdos son naturales, pero deben dejarse atrás cuando empiezan a interferir en la vida actual. Por eso, es recomendable conservar solo las prendas que recuerdan momentos positivos y dejar ir las demás.

Más allá de una mejora estética, ordenar el armario puede convertirse en un acto de higiene mental. Los expertos aconsejan realizar limpiezas periódicas, identificar las prendas que realmente se usan y donar aquellas que llevan más de un año sin tocarse. Metodologías como el método KonMari, de la japonesa Marie Kondo, sugieren agradecer mentalmente a las prendas antes de dejarlas ir, como un ritual para cerrar ciclos emocionales.

Un estudio del Instituto de Neurociencia de Princeton indica que un entorno ordenado mejora la concentración y reduce niveles de ansiedad. En otras palabras, un espacio despejado ayuda a mantener el equilibrio interior. Muchas personas sienten mayor ligereza y motivación tras eliminar lo innecesario, ya que el cerebro interpreta este acto como una señal de libertad y apertura al cambio.

Desprenderse de ropa que ya no se usa no solo implica liberar espacio físico, sino también dar un paso hacia el crecimiento personal. Reconocer nuestro apego emocional a ciertos objetos nos brinda la oportunidad de transformar esa carga en una renovación positiva. Donar una prenda es también una forma de reconocer que el pasado fue valioso, pero que el presente merece su propio espacio.