La escalada en los precios de los alimentos en 2025 ha intensificado el incremento del Índice de Precios de Consumo (IPC), que en septiembre alcanzó una tasa interanual del 3%. Los alimentos elaborados subieron un 1.5% en ese periodo, mientras que los no elaborados tuvieron un aumento del 5.9%. Además, el pescado y la carne incrementaron sus precios en 1.4% y 0.5% respectivamente respecto al mes anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Estas alzas obligan a las familias a modificar sus patrones de consumo, optando con mayor frecuencia por marcas blancas, ofertas o limitando ciertos productos.
Aunque la inflación ha moderado y el Salario Mínimo Interprofesional ha mejorado, un estudio de Oxfam Intermón titulado 'Vivir la Desigualdad 2025' revela que más del 60% de los encuestados ha tenido que comprar productos en oferta, más económicos o en supermercados de menor coste. El informe, basado en una encuesta a 4,000 personas, también indica que el 43.6% no puede tomarse vacaciones por más de una semana al año y el 40.1% no cuenta con dinero suficiente para gastos imprevistos superiores a 600 euros.
Los recortes en actividades de ocio y cultura, como comer fuera, cine o teatro, afectan al 58.3% de los entrevistados, y en ropa y calzado al 56%. Las mujeres son quienes más sufren estas dificultades: el 66.5% recurre a ofertas y compras más baratas, frente al 55.5% de los hombres. Además, el 62.4% de las mujeres ha reducido gastos en ropa y calzado, y el 47.9% no puede permitirse vacaciones de al menos una semana, cifras superiores a las de los hombres.
El análisis por estratos socioeconómicos muestra que las personas en el nivel más bajo son las más afectadas: el 68.7% realiza más compras en oferta, y el 64.1% ha reducido actividades culturales. También enfrentan mayores recortes en gastos en ropa, vacaciones y gastos imprevistos. Mientras tanto, solo el 34.9% de los más privilegiados evita irse de vacaciones al menos una semana, en comparación con el 55% del estrato más bajo.
Las jóvenes entre 25 y 34 años son las más afectadas por el incremento en el costo de vida, con más de la mitad (50.2%) reduciendo el consumo de carnes, pescados, frutas y verduras, y el 38.8% retrasando pagos o solicitando créditos. Además, el 38.7% hace recortes en gastos de educación y un 33.4% ha pedido adelantos de nómina. En contraste, estas cifras son menores en personas de mayor edad.
Las personas racializadas enfrentan mayores dificultades en el gasto básico: casi la mitad (49%) reduce su consumo de carne, pescado y verduras, y también solicitan más ayudas económicas a familiares y organizaciones como Cáritas y Cruz Roja, con porcentajes que superan el 30%. En general, los datos reflejan un incremento en la desigualdad y la precariedad en el acceso a bienes y servicios básicos en España, impulsado por la creciente inflación y el costo de vida.