El tercer trimestre de 2025 confirmó la profunda integración del ecosistema cripto con las finanzas tradicionales a nivel mundial, con Argentina en el centro por su innovación en tokenización de activos. Ripio lideró este avance con la tokenización del bono soberano AL30, en un contexto donde el mercado alcanzó nuevos máximos de capitalización y precios, pese a la volatilidad histórica. Países como Argentina y Estados Unidos fortalecieron su regulación y ampliaron la adopción institucional, sentando las bases para una mayor integración en la economía global.
Lo más destacado fue el lanzamiento de wAL30rd por Ripio, la primera representación digital en blockchain del bono soberano argentino AL30, aprobado en agosto pasado por la Comisión Nacional de Valores (CNV). Esta regulación permite por primera vez en Argentina la tokenización de valores negociables, posicionando al país en la avanzada regulatoria internacional. La tokenización del bono, que paga cupones semestrales del 0,75% y vence en julio de 2030, se negocia las 24 horas, abriendo oportunidades inéditas para inversores minoristas en un mercado donde la penetración del cripto es del 20% y la exposición tradicional a bonos era limitada.
El impacto fue inmediato: un notable aumento en volumen de operaciones y la captación de nuevos usuarios, lo que valida la hipótesis de que la tokenización aporta transparencia y dinamismo al sistema financiero argentino. Actualmente, Argentina ocupa la posición 20 en uso de criptoactivos, según Chainalysis, mientras que Brasil escaló al quinto puesto en adopción global.
En paralelo, en el resto del mundo, la regulación avanzó en Estados Unidos. La aprobación del GENIUS Act en julio estableció un esquema riguroso para stablecoins, exigiendo respaldo en efectivo o bonos del Tesoro, auditorías frecuentes y supervisión bancaria. Además, el CLARITY Act reconoció a Bitcoin y Ethereum como commodities, fortaleciendo la claridad normativa y estimulando el crecimiento del mercado.
Estas medidas incrementaron la gestión de activos digitales, con el aumento de empresas de 'Digital Asset Treasury' y la gestión de activos por 25,000 millones de dólares. El interés en fondos cotizantes (ETFs) ligados a Bitcoin y Ethereum continuó creciendo.
En cuanto a precios, el tercer trimestre estuvo marcado por alta volatilidad. Bitcoin alcanzó un máximo histórico de 124,457 USD en agosto, superado en octubre con cerca de 126,200 USD. Pese a una caída de hasta 70% en algunos tokens durante la crisis de octubre, el mercado se recuperó rápidamente, con Bitcoin manteniendo niveles sobre los 115,000 USD y un crecimiento anual del 80%, superando a metales preciosos y acciones.
Ethereum destacó en finanzas descentralizadas (DeFi), con un crecimiento del 66,8% en el trimestre y un aumento del 59% en lo que va del año, alcanzando casi 5,000 USD. Su dominancia subió del 9% al 14%, con una presencia significativa en reservas institucionales de 3.5 millones de ETH y ETF de Ethereum representando el 15% del mercado spot.
El valor total del mercado cripto fluctúo entre 3.25 y 4.28 billones de dólares, alcanzando récord en octubre. Las altcoins como XRP y Solana tuvieron desempeños destacados, mientras plataformas descentralizadas como Uniswap y PancakeSwap cuadruplicaron su volumen.
Las stablecoins experimentaron un trimestre récord con 15.6 billones de dólares en transferencias y una capitalización superior a 292,000 millones, con USDT, USDC y USDe como principales actores, utilizados cada vez más en remesas y pagos cotidianos.
En DeFi, Solana consolidó su posición como alternativa a Ethereum, mientras Sui y Avalanche marcaron récords de volumen y actividad, evidenciando la maduración del sector. Las perspectivas para Q4 2025 son optimistas: análisis sugieren rangos entre 140,000 y 200,000 USD para Bitcoin y hasta 7,000 USD para Ethereum, en un contexto de atención a los movimientos de mercados, regulación e inversiones institucionales.
Para Argentina, el foco estará en consolidar y expandir la tokenización de activos mediante la exploración de Ripio en la digitalización de bonos, acciones y otros instrumentos bajo las nuevas normativas, proyectando un sistema financiero más inclusivo, transparente y alineado con tendencias internacionales en activos digitales.