El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Economía (SE) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), expresó su firme desacuerdo con el arancel del 17 por ciento impuesto desde este lunes por Estados Unidos a las importaciones de jitomates mexicanos. La autoridad mexicana calificó esta medida como «injusta» y perjudicial no solo para los productores de México, sino también para la industria estadounidense.
Este arancel afectará directamente a los consumidores en Estados Unidos, advirtieron las dependencias mexicanas, ya que aproximadamente dos de cada tres jitomates que consumen en ese país son cultivados en México. En un comunicado conjunto, las secretarías resaltaron que la medida únicamente repercutirá en el bolsillo del consumidor estadounidense, puesto que será difícil sustituir al jitomate mexicano en el mercado.
El pasado lunes, México fue notificado por la administración de Donald Trump sobre su retiro del Acuerdo de Suspensión de la Investigación Antidumping sobre Tomates Frescos de México, vigente desde 2019. Posteriormente, el Departamento de Comercio de Estados Unidos emitió una orden de derechos antidumping, lo que conllevó la aplicación del arancel del 17.09 por ciento a la mayoría de las importaciones mexicanas.
El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, justificó la medida señalando que los agricultores estadounidenses han sido oprimidos por prácticas comerciales desleales que han bajado los precios de productos como el tomate.
Por su parte, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) expresó su preocupación ante la decisión unilateral del Departamento de Comercio, advirtiendo que esta medida representa un retroceso en la integración regional de América del Norte y pone en riesgo la seguridad alimentaria de la región, así como a productores y consumidores en ambos países. Según datos del CNA, México envía el 55 por ciento de los jitomates consumidos en hogares y comercios en Estados Unidos.
El organismo también resaltó que las barreras comerciales sólo generan incertidumbre, aumentan los costos para los consumidores y afectan el bienestar de millones de familias en ambos lados de la frontera.