
La industria farmacéutica en México tiene el potencial de captar hasta dos mil millones de dólares en inversión extranjera directa (IED), siempre que el país establezca un entorno regulatorio y jurídico confiable para el desarrollo de investigación clínica, expresó Larry Rubin, presidente de la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF).
Actualmente, México recibe aproximadamente 200 millones de dólares anualmente en investigación clínica, pero Rubin aseguró que con condiciones favorables esa cifra podría multiplicarse por diez, generando empleos de calidad, transferencia de conocimientos, acceso más rápido a tratamientos innovadores y una posición de liderazgo en América Latina.
El representante de la AMIIF destacó que más del 90 por ciento de los ensayos clínicos en México son impulsados por inversión extranjera, pero el potencial del sector se ve limitado por trámites burocráticos, demoras regulatorias, poca articulación entre dependencias y falta de certidumbre legal.
Rubin subrayó que el país necesita enviar señales claras acerca de que la inversión en salud e innovación cuenta con reglas estables y confiables, y que el gobierno debe traducir su discurso sobre fortalecer la investigación clínica en acciones concretas, como normas claras, procesos eficientes y tiempos razonables.
Asimismo, alertó que México invierte solo el 2.5 por ciento del PIB en salud, por debajo del promedio regional y muy lejos del seis por ciento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Para Rubin, invertir en salud es una estrategia vital para el bienestar, la productividad y la soberanía médica del país, y no un gasto.
En paralelo, el subsecretario de Comercio Exterior, Luis Rosendo Gutiérrez, anunció que en los próximos meses el gobierno pondrá en marcha una estrategia nacional para fortalecer el sector farmacéutico. Entre los objetivos está reducir la dependencia de insumos críticos importados, y convertir a México en una base regional de producción de medicamentos, incluyendo fórmulas finales y Ingredientes Farmacéuticos Activos (APIs).
El plan también busca establecer alianzas con Estados Unidos y países de Asia, modernizar COFEPRIS, mejorar el sistema de patentes y estimular la innovación local. Gutiérrez remarcó que durante la pandemia quedó claro que sin control de la cadena de suministro, no se puede proteger a la población.
Por su parte, el Secretario de Salud, David Kershenobich, resaltó la importancia de las inversiones de la AMIIF en la construcción de un futuro más saludable y defendió la necesidad de contar con marcos regulatorios sólidos, protección a la propiedad intelectual y políticas públicas visionarias. También anunció que se están agilizando procesos en COFEPRIS para responder mejor a los desafíos del sector, buscando un equilibrio entre eficiencia y seguridad.
Kershenobich afirmó que la Secretaría promoverá un ecosistema que fomente la innovación responsable, garantice el acceso a medicamentos de calidad y fortalezca la investigación, en estrecha colaboración con la industria.
Rubin coincidió en que México tiene todo para convertirse en un centro regional de innovación en salud, siempre y cuando haya voluntad política, alineación institucional y certeza jurídica. La industria global invierte más de 200 mil millones de dólares anualmente en soluciones para enfermedades, y México posee talento, ubicación geográfica y prestigio científico para competir en ese mercado, siempre que juegue con reglas claras y visión a largo plazo.