El viernes 17 de octubre, encapuchados y comunidades indígenas protagonizaron enfrentamientos contra la Unidad Nacional de Diálogo y Mantenimiento del Orden (Undmo) frente a la embajada de Estados Unidos en Bogotá, dejando heridos, daños materiales y afectando la movilidad en la calle 26, una de las principales vías de la ciudad.
Las autoridades apuntaron a una supuesta colaboración del Congreso de los Pueblos en estos hechos, además de reportes que indican el uso de flechas y piedras para vandalizar viviendas cercanas a la sede diplomática.
Como saldo preliminar, se registraron cuatro policías heridos. En respuesta, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, declaró: "Esto no es manifestación. Es intento de homicidio. El Estado colombiano no tolera ni tolerará estos ataques contra nuestros miembros de la Fuerza Pública. Quien ataca a un soldado o policía está atacando al Estado. Los responsables materiales e intelectuales serán capturados".
Sánchez subrayó que "la protesta social es un derecho que honra la democracia" y aseguró el respaldo del Gobierno para que los colombianos puedan expresarse de manera libre y pacífica. Sin embargo, añadió que "nada justifica que esa expresión se transforme en violencia", y condenó enérgicamente el ataque a la fuerza pública, mencionando que sus integrantes protegen la vida, derechos y libertades de todos.
El ministro hizo un llamado a la calma y al diálogo, advirtiendo que "cada piedra lanzada y agresión aleja el objetivo legítimo de la protesta social y pone en riesgo a inocentes". Finalmente, afirmó que la fuerza pública continuará cumpliendo su labor con control, humanidad y respeto por los derechos, con la misión de proteger la vida, mantener la democracia y preservar la paz en Colombia.
Se continúa informando sobre este incidente.