¿Alguna vez has visto una eliminatoria que parecía decidida pero dio un giro inesperado en los minutos finales? El duelo entre Rayados y América en la Ciudad de los Deportes fue exactamente eso. En un partido lleno de emociones, Rayados dio un golpe de autoridad, superando la posible injusticia de un penal no marcado y una expulsión que claramente marcó el destino del encuentro.
Desde los primeros segundos, el ánimo en el campo mostraba que el partido sería intenso. En el minuto uno, Monterrey casi sentencia la eliminatoria con una jugada que pudo haber definido todo. Kevin Álvarez, siendo el último hombre en defensa, dejó que la pelota botara, dándole a Tecatito la oportunidad de entrar solo al arco. El atlas del disparo fue neutralizado por Malagón con una atajada espectacular.
Conscientes de que necesitaban al menos dos goles para avanzar por su posición en la tabla, las Águilas del América salieron con todo, presionando desde el inicio. A los 10 minutos, Borja mandó un centro cruzado, y Reyes remató de cabeza, pero la pelota salió por poco del área, dejando la tensión en el aire.
Pero la polémica no se hizo esperar. La posible falta dentro del área y la no marcación del penal fueron cuestiones que marcaron los minutos siguientes. La expulsión de un jugador clave en Rayados, vista por algunos como decisiva, elevó aún más la incertidumbre. Sin embargo, Rayados supo manejar la situación y, con un planteamiento inteligente y una sólida defensa, lograron cortar alas al América y avanzar a semifinales.
¿Una injusticia o simplemente una jugada que cambió el destino del partido? La verdad, solo el tiempo y las próximas historias de la Liga MX lo dirán, pero lo que quedó claro es que en esta eliminatoria, la pasión, la polémica y la estrategia jugaron un papel fundamental.
