En los últimos años, Toluca ha sufrido una significativa pérdida de su patrimonio arquitectónico debido a la falta de políticas públicas claras sobre modernización y conservación urbana. La visión de lo moderno ha sido interpretada de manera errónea, priorizando el desarrollo económico sin considerar la conservación del legado histórico, lo que ha provocado que queden pocos vestigios en diversas calles del centro y pueblos tradicionales.
Según el cronista municipal, Alexander Naime Libien, Toluca tiene una vocación casi endémica por su descripción arquitectónica, lo que implica una pérdida de la memoria colectiva y de elementos que dan identidad a la comunidad. La ciudad, fundamentalmente española en su origen, tuvo una traza ortogonal en su centro histórico, con casas modestas de tres patios, puertas de madera y herrajes destacados, creando un ambiente amable y provinciano, distinto a las ciudades con palacios como Puebla o Guadalajara.
Desde la llegada del ferrocarril y el terremoto de 1985, así como la actual expansión del tren El Insurgente, el deterioro y el desorden urbano se han agudizado, evidenciando la falta de una política de planeación que contemple el impacto en la cultura y la estructura social. La ausencia de criterios claros del Estado y la poca intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han frenado el rescate y la conservación de edificios emblemáticos en riesgo, especialmente en calles históricas como Sebastián Lerdo de Tejada, Instituto Literario, Constituyentes y Nicolás Bravo.
El concepto de modernidad en Toluca ha sido mal interpretado, generando un deterioro en la percepción y en el amor por los espacios públicos. Los Portales, antes un espacio de negocios locales, ahora funciona como un centro comercial con franquicias, perdiendo su carácter tradicional. La expansión urbana y nuevos desarrollos, como Los Sauces, han modificado profundamente el municipio, generando dinámicas nocturnas distintas a las costumbres tradicionales.
Lo más preocupante es la ausencia de políticas claras para el mantenimiento y rescate del patrimonio artístico, cultural y arquitectónico. La ciudad carece de un proyecto que armonice la infraestructura moderna con la conservación de su identidad. Ejemplos internacionales como Guanajuato o Durango demuestran que es posible compatibilizar desarrollo y patrimonio.
La mayoría de las edificaciones anteriores a 1900, consideradas patrimonio, están en riesgo o en deterioro, y solo unas pocas, como la casa de los Olea o la botica La Moderna, todavía conservan su estado original. La apatía y la estrategia de abandonar estos espacios en espera de su eventual utilización, como estacionamiento, amenazan con perder aún más la memoria histórica de Toluca.
Es urgente que se fortalezcan las políticas públicas que protejan y promuevan la conservación, fomentando un desarrollo urbano que valore la tradición y la identidad, sin que ello implique restringir el crecimiento. Solo con acciones claras y una visión que priorice el patrimonio, Toluca podrá preservar su historia y fortalecer su identidad ante los cambios que enfrenta.