Renombrado por los colonizadores como Nuestra Señora de los Dolores, el territorio Sak-Bahlán fue el último refugio de los lacandones-ch’olti’es, los mayas rebeldes de Chiapas. El sitio fue abandonado en 1721 y quedó cubierto por la selva.
Tres siglos después, un proyecto arqueológico dirigido por los doctores Brent Woodfill, de la Universidad de Winthrop en Estados Unidos, y Yuko Shiratori, de la Universidad Rissho en Japón, considera haber localizado la ‘tierra del jaguar blanco’. Para ello, contó con el apoyo del investigador del INAH Josuhé Lozada Toledo, quien utilizó modelos predictivos basados en Sistemas de Información Geográfica (SIG).
La expedición, centrada en la Reserva de la Biosfera Montes Azules, recuperó datos históricos y geográficos que habrían sido esquivos para anteriores búsquedas, incluida una expedición en 1999 organizada por Conservación Internacional, en la que participó el historiador Jan de Vos.
De Vos, autor del libro ‘La paz de Dios y del rey’, publicado en 1988, relata el sistema colonial que llevó al exterminio de los lacandones-ch’olti’es, describiendo su historia como un ‘etnocidio’. Tras el hallazgo, el sitio fue inscrito en el Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas e Históricas con el nombre provisional de ‘Sol y paraíso. Probablemente Sak-Bahlán’.
Lozada Toledo explica que en este lugar los lacandones-ch’olti’es mantuvieron su autonomía durante 110 años, tras la conquista de su capital, Lacam-Tún (Gran Peñón), en 1586 por los españoles. Según documentación histórica, como una carta de fray Diego de Rivas, el enclave se ubicaba en una llanura rodeada por la curva del río Lacantún.
Utilizando los SIG y el software ArcGIS Pro, Lozada Toledo reconstruyó las rutas de comunicación prehispánicas e históricas de los mayas, integrando capas de información para realizar análisis predictivos. La crónica del fraile de Rivas de 1698 fue clave; narra que él y una tropa partieron de Nuestra Señora de los Dolores, caminando cuatro días hasta el río Lacantún, navegando dos días y llegando posteriormente a El Encuentro de Cristo y al lago Petén Itzá en Guatemala.
A partir de estos puntos georreferenciados, Lozada pudo trazar un mapa que estima la ubicación probable del sitio Sak-Bahlán. Este modelo será publicado en la revista ‘Chicomoztoc’ y contó con apoyo financiero de Discovery Channel, que desarrolló el documental ‘Discovering the Hidden Mayan City: Sac Balam’ en 2023.
Para Lozada, esta experiencia es comparable a las exploraciones del siglo XIX, pero con tecnología satelital moderna. Él afirma: ‘Es el recorrido de campo más exigente que he realizado, pero finalmente encontramos evidencia arqueológica en el punto marcado’.
La localización, cerca de los ríos Jataté e Ixcán, marca un inicia una historia que conectará crónicas virreinales con evidencias materiales. Hasta ahora, el proyecto ha realizado dos temporadas de excavación, mapeo y sondeos para determinar la ocupación temporal del sitio.
Como relata Jan de Vos, en 1769, el alcalde mayor de Suchitepéquez, Guatemala, en búsqueda del desaparecido pueblo de Dolores, ‘encontró en un barrio abandonado de Santa Catarina Retalhuleu a los últimos sobrevivientes’, quienes pertenecían a la tribu que alguna vez fue terror de los indígenas cristianos y pesadilla para la colonia española. Tres siglos después, Sak-Bahlán vuelve a aparecer en el mapa arqueológico.