Cuautitlán, Estado de México, 15 de septiembre de 2025.- La celebración del Grito de Independencia en Santa Elena se vio abruptamente interrumpida por un operativo policial que dejó a los habitantes consternados. Más de 100 elementos de la policía municipal de Cuautitlán arribaron a la explanada conocida como El Tanque Rojo, cancelando la tradicional festividad que se realiza cada año con apoyo del Ayuntamiento de Tultepec.
Lo que inicialmente se justificó por una queja sobre la quema de un castillo pirotécnico —argumentando que “asustaría a las mascotas”— tuvo trasfondos de carácter político y de control. La operación fue ordenada desde la presidencia municipal, encabezada por Juana Carrillo, en una acción considerada desproporcionada y autoritaria, que privó a los vecinos de una celebración que refleja la identidad y cultura local.
En lugar de buscar el diálogo o coordinarse con las autoridades de Tultepec, Cuautitlán optó por mandar fuerzas policiales para intervenir y cancelar el evento. Como consecuencia, también fue detenida con uso de la fuerza la secretaria del Ayuntamiento de Tultepec, Marco Antonio Urban. A su vez, las autoridades de Tultepec respondieron deteniendo al secretario del Ayuntamiento de Cuautitlán, Alberto Romero, evidenciando la escalada de tensión y la falta de capacidad de resolución diplomática.
Las versiones oficiales de Cuautitlán señalan que la celebración no contaba con permisos y que ocurrió en territorio bajo su jurisdicción. Sin embargo, representantes de Tultepec señalaron que no tenían ninguna actividad programada en esa zona, lo que revela que la verdadera intención no era salvaguardar la seguridad, sino promover la presencia de Juana Carrillo en un espacio ajeno y simbólico para la comunidad.
Mientras las autoridades de Tultepec optaron por retirarse para evitar que la situación escale, los habitantes de Santa Elena quedaron con sentimientos de enojo, tristeza e indignación, al ver cómo una tradición que fortalece su identidad fue truncada por decisiones políticas que priorizan el protagonismo por encima del bienestar colectivo.
Este incidente vuelve a poner en el centro de la polémica a Juana Carrillo, quien ahora es señalada por priorizar el control y el protagonismo político por encima de la preservación de tradiciones y espacios culturales que deberían unir a la comunidad en celebración y convivencia.
