¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si un recurso tan esencial como el agua se viera amenazado por intereses ocultos? La respuesta llegó en Jilotzingo, donde la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) tomó medidas decisivas.
Después de una investigación que reveló la posible extracción ilegal y venta clandestina de agua, las autoridades aseguraron el manantial del pueblo Espíritu Santo como parte de la llamada Operación Caudal. Este manantial es la fuente principal para cientos de familias del ejido, y su cierre generó gran preocupación.
Pero hoy, el mismo sitio que estuvo cerrado por semanas fue reabierto oficialmente. La FGJEM retiró los sellos que impedían su uso, permitiendo que el agua fluya nuevamente hacia la comunidad. A la ceremonia de reapertura acudieron representantes del Ayuntamiento, el Comisariado Ejidal, el Procurador Social, personal de la Fiscalía y el Director de Gobierno regional.
Este acto no solo restablece el abastecimiento, sino que también destaca la importancia de proteger este recurso. La comunidad hizo un llamado urgente para cuidar el manantial, clave en el ecosistema del Bosque de Agua, que nutre toda la zona.
La precaución inicial que llevó al aseguramiento del sitio fue la sospecha de que carros cisterna particulares extraían el agua sin autorización, una actividad vinculada al llamado 'huachicoleo de agua' y que además podría estar relacionada con actividades ilícitas como la extorsión.
¿Y qué es la Operación Caudal? Se trata de un despliegue coordinado entre fuerzas federales, estatales y municipales en 48 municipios del Estado de México. En ella, se intervinieron cerca de 200 puntos de extracción y venta ilegal de agua, asegurando más de 300 pipas, 51 pozos y 138 tomas clandestinas.
Entre los resultados de varios meses de trabajo, destaca la detención de un regidor en Chalco conocido como 'El Jimmy' y un dirigente sindical en Nezahualcóyotl, acusados de participar en estas redes ilegales y actos de extorsión. La lucha contra la extracción ilegal de agua sigue, pero hoy en Jilotzingo, el líquido vital vuelve a fluir con esperanza y justicia.
