La Policía Federal de Brasil afirmó que el expresidente Jair Bolsonaro y su hijo Eduardo habrían maniobrado en los últimos meses con autoridades del gobierno de Estados Unidos para impugnar el proceso judicial en su contra. Según la institución, ambos actores buscaron presionar al Supremo Tribunal Federal para que archivara el juicio por intentos golpistas, en un intento de neutralizar la investigación interna.
El Supremo dictó nuevas medidas cautelares contra Bolsonaro, entre ellas el uso de una tobillera electrónica, la prohibición de acceder a redes sociales, mantener contacto con diplomáticos extranjeros y acercarse a embajadas o investigados, incluida su hijo Eduardo, quien reside en Estados Unidos desde marzo y ha tenido reuniones con representantes de la Casa Blanca.
Las pesquisas sostienen que Bolsonaro y su hijo colaboraron con actores estadounidenses en actos hostiles, con 'negociaciones espurias y criminales', que constituyen una obstrucción a la justicia y buscan coaccionar al Tribunal Supremo. El juez Alexandre de Moraes, encargado del caso, respaldó estos indicios y afirmó que las conductas de ambos personajes representan claros y flagrantes delitos.
El magistrado señaló que Bolsonaro y Eduardo intentaron inducir a un gobierno extranjero a realizar actos contra Brasil y a someter al Supremo a los intereses de Estados Unidos, con el fin de 'archivar o extinguir' la causa por golpismo.
El expresidente, acusado de liderar un complot para mantener el poder tras su derrota electoral en 2022 ante Luiz Inácio Lula da Silva, enfrenta cargos por obstrucción, coacción y atentado a la soberanía. Estas nuevas diligencias coinciden con las presiones del expresidente estadounidense Donald Trump, quien ha solicitado detener el juicio contra Bolsonaro y añadió que la persecución en su contra es una 'caza de brujas'.
Además, Trump anunció un arancel adicional del 50% a las importaciones brasileñas, citando en su justificación la presunta persecución judicial contra Bolsonaro como un motivo principal.
