¿Te imaginas que, mientras el país enfrenta una crisis económica, los pequeños comercios están luchando por sobrevivir ante una avalancha de delitos y bajos consumos? La realidad es más dura de lo que parece. En el último trimestre de 2025, la extorsión se consolidó como el principal enemigo del pequeño comercio en México, incrementando en un 3.54% el cobro de piso y afectando gravemente la rentabilidad de negocios que ya apenas sobreviven.
Según Cuauhtémoc Rivera Rodríguez, líder de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), zonas como el Estado de México, Tamaulipas, Zacatecas, Baja California Sur, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, Morelos y distintas alcaldías de la Ciudad de México están siendo azotadas por bandas dedicadas a extorsionar a los comerciantes. Rivera advierte que, aunque se han aprobado leyes como la Ley de Extorsión y se han implementado nuevas estrategias de seguridad, todavía existe un escepticismo palpable sobre si estas medidas serán efectivas para acabar con este problema arraigado.
¿Sabías que al menos 4 de cada 10 negocios tienen que pagar algún tipo de extorsión, usualmente desde 500 pesos semanales, que equivalen a unos 2 mil pesos al mes? La consecuencia directa: las utilidades de los negocios se reducen en un 25%, situación agravada por una cadena de ataque que afecta desde la carga y transporte de mercancías hasta la misma venta en los puntos de distribución, dificultando aún más la recuperación de estos pequeños negocios.
Pero la crisis no acaba allí. La encuesta #26 'Consumo a la baja' revela que, en el último trimestre de 2025, la precarización alimentaria se agudizó. La capacidad de compra de los hogares continúa limitada, con un 70.35% de los consumidores optando por productos por precio en lugar de calidad. Los productos básicos —como azúcar, arroz y frijol— son los más adquiridos a granel, mientras que el tomate, la cebolla, el aguacate y el carne en huevo se compran por pieza, reflejando una franca adaptación a la escasez y el bolsillo.
Este cambio de hábitos también se refleja en las ventas de las tiendas locales: el ticket promedio bajó de 100 a 50 pesos, y la afluencia diaria disminuyó significativamente. Además, más de la mitad de las tienditas extendió fiados a sus vecinos, mientras que un 82.36% redujo sus márgenes de ganancia, y un 23.43% optó por vender marcas más económicas. Productos como el huevo, los refrescos, los cigarros, las botanas y enlatados fueron los que más subieron de precio; en contraste, artículos como el pan en caja, las dulcerías y los refrescos tradicionales disminuyeron en consumo.
¿Y qué se espera para 2026? Rivera Rodríguez advierte que, en el próximo año, 8 de cada 10 tenderos temen un posible desabasto, 9 de cada 10 anticipan nuevos aumentos en los precios y 7 de cada 10 creen que la cuesta de enero será la más difícil en años. La combinación de extorsión, inflación y consumidores cada vez más precavidos coloca a los pequeños comercios en una verdadera encrucijada: ¿podrán resistir, o será 2026 su año más complicado hasta ahora?
