Una grave fuga de agua ha sumido en el caos a las familias de la colonia San Miguel Xochimanga, en Atizapán de Zaragoza, Estado de México. La ruptura de una de las líneas principales de la Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) provocó un desbordamiento que inundó calles, viviendas y comercios, dejando a muchos sintiendo que la tierra se les venía abajo.
La fuga, ocurrida en Avenida Manzana, en cuestión de minutos liberó miles de litros de agua, arrastrando lodo, basura y causando inundaciones de hasta un metro y medio en algunos puntos. La emergencia fue tan intensa que generó un socavón y dejó sin agua a varias zonas del Valle de México por más de tres días.
¿Dónde estaban las autoridades en ese momento? Los residentes no tardaron en señalar la aparente ausencia del gobierno municipal encabezado por Pedro Rodríguez Villegas. La percepción general fue que el alcalde no dio la cara ni coordinó acciones de ayuda, dejando a las comunidades a su suerte y en manos de la CAEM.
En contraste, el diputado local Anuar Azar Figueroa llegó al lugar desde el primer momento. Los vecinos lo reconocieron como el único en acudir rápidamente, escuchar sus necesidades y gestionar apoyos inmediatos para las 25 familias afectadas por daños materiales y pérdida de infraestructura.
¿Y el alcalde? La respuesta a su inacción fue clara: los residentes lo calificaron como ausente, dejando la gestión de la emergencia en manos de la CAEM, sin liderazgop que abordara la crisis local. La desesperación fue tal que los habitantes de San Miguel Xochimanga sintieron que su situación no importaba al gobierno, solo confiaron en acciones concretas de quien demostró compromiso.
Mientras tanto, la CAEM movilizó a 20 trabajadores del Grupo Tláloc, junto con maquinaria especializada, para reparar la línea rota. La reparación, que durará hasta el miércoles 26 de noviembre, generará la suspensión del servicio en varias colonias de Atizapán, Tlalnepantla y Cuautitlán Izcalli.
Para aliviar la escasez, las autoridades prometieron enviar pipas de agua a las zonas afectadas. En medio del lodo y la destrucción, las cuadrillas trabajan sin descanso en limpiar calles, viviendas y reconstruir la infraestructura dañada.
Pero para los afectados, la crisis dejó más que daños materiales: reveló la fragilidad de su infraestructura y, sobre todo, la fragilidad del respaldo del gobierno municipal. Decían, y repitieron con amargura, que quien dio la cara en realidad fue Anuar Azar, no Pedro Rodríguez Villegas, quien —según ellos— no asumió su responsabilidad en momentos críticos.