El lamido de patas en perros es una conducta común, especialmente cuando buscan limpiarse tras un paseo o eliminar algo que les causa molestias. Sin embargo, cuando este comportamiento se vuelve frecuente, prolongado o compulsivo, puede indicar problemas de salud, emocionales o de conducta que, de no atenderse a tiempo, podrían afectar su bienestar.
Según especialistas veterinarios, el lamido excesivo es una de las razones más frecuentes de consulta en clínicas caninas. Aunque inicialmente parezca inofensivo, puede derivar en lesiones, infecciones y trastornos de ansiedad si no se identifica su causa precisa a tiempo. Por ello, los dueños deben observar si existe un patrón y actuar ante los primeros signos.
Entre las causas físicas más comunes se encuentran parásitos externos como pulgas, garrapatas o ácaros, que generan una picazón intensa. En algunos casos, el perro se lame de manera insistente hasta crear heridas abiertas o pérdida localizada de pelo.
Asimismo, padecimientos articulares o neurológicos pueden provocar incomodidad o sensación de hormigueo en las extremidades, fomentando un lamido repetitivo. Si la conducta se concentra en una sola pata o dura varios días, es recomendable consultar al veterinario.
Cuando las causas médicas se descartan, el origen del comportamiento puede ser conductual o emocional. Los perros también experimentan ansiedad, aburrimiento o frustración, que pueden desencadenar comportamientos compulsivos.
El problema radica en que el lamido proporciona un alivio momentáneo, pero también libera endorfinas, lo que refuerza el hábito. Con el tiempo, el perro puede caer en un ciclo de autoestimulación difícil de romper sin un tratamiento especializado.
Este comportamiento no solo señala malestar, sino que puede causar daños físicos importantes, como cojeras, dolor persistente o pérdida de tejido cutáneo. En casos severos, el veterinario puede recetar antibióticos, antiinflamatorios o usar un collar isabelino para evitar que el perro siga lamiendo mientras sana.
El primer paso es identificar la causa exacta. Si el problema es médico, el veterinario puede recomendar tratamientos tópicos, control de parásitos, dietas hipoalergénicas o medicamentos para aliviar el dolor. Si la raíz es emocional, se sugiere trabajar en la modificación de conductas y mejorar el entorno del animal.
Para prevenir este comportamiento, es recomendable crear un ambiente tranquilo en casa, evitar los castigos físicos y fomentar una relación basada en la confianza. La ayuda de un profesional en conducta canina puede ser clave para corregir el hábito sin generar estrés adicional.
El lamido excesivo de patas no debe ser considerado un simple tic, sino una señal de advertencia sobre la salud y el bienestar emocional del perro. Detectarlo a tiempo ayuda a prevenir complicaciones médicas y a mejorar su calidad de vida.
En conclusión, la observación cuidadosa por parte del dueño y la atención veterinaria oportuna son fundamentales para mantener a los perros sanos, equilibrados y libres de molestias. Cuidar de sus patas también significa cuidar su tranquilidad y bienestar integral.