En una reciente charla sobre bienestar emocional, el psicólogo español Luis Miguel Real explicó el significado de morder un bolígrafo o un lápiz, un hábito frecuentemente asociado al nerviosismo y que genera dudas entre quienes intentan comprender su origen.
El experto indicó que el cuerpo humano busca maneras de liberar la tensión acumulada y describió este acto como un mecanismo rápido y sencillo para descargar energía interna. “Es como una válvula de escape de la tensión”, afirmó. Cuando una persona experimenta ansiedad, preocupación o estrés, su organismo reacciona de forma automática: “Es como si nos preparáramos para luchar o huir”. Añadió que, estando en una oficina, aula o frente a una computadora, toda esa energía se acumula y necesita una vía de salida.
Real explicó que este comportamiento forma parte de un grupo de conductas repetitivas relacionadas con la autorregulación emocional. Entre ellas, mencionó morder un bolígrafo, tocarse el cabello, mover una pierna constantemente o apretar la mandíbula. Según indicó, estos gestos pertenecen a la categoría de conductas autocalmantes, que pueden brindar un alivio momentáneo.
Diversas investigaciones respaldan la idea de que estos movimientos orales repetitivos ayudan a reducir temporalmente la carga emocional, aunque no abordan la causa raíz del malestar. En sus palabras, “no resuelven la causa del estrés, pero ayudan a mantenerlo en niveles tolerables”. Real subrayó que realizar estos gestos de manera ocasional no indica un problema profundo, pero el peligro surge cuando se convierten en la única forma de calmarse. Como advirtió, “al igual que algunos necesitan fumar para tranquilizarse o revisan el móvil constantemente, otros usan el bolígrafo o lápiz como una muleta emocional”.
El psicólogo también aclaró que este hábito no revela rasgos de personalidad fijos. “No implica que alguien sea inseguro, infantil u obsesivo”, puntualizó. Sin embargo, puede reflejar que la persona necesita recursos más variados para gestionar su activación interna. En esa línea, resumió: “Podría indicar que quien lo hace tiene baja tolerancia a la tensión o que aún no ha aprendido estrategias más eficaces para calmarse”.
Real advirtió que los gestos con bolígrafo no siempre tienen el mismo significado y que existen matices: apoyarlo o moverlo entre los labios puede ser simplemente un signo de concentración o un gesto automático sin carga emocional. No obstante, cuando la mordida es intensa, dejando marcas en los dedos o en los labios, podría estar manifestando una urgencia física y emocional, similar a la tensión que produce apretar los dientes o morderse las uñas, y reflejar niveles altos de estrés.
Finalmente, señaló que estudios observacionales muestran que estos comportamientos aumentan en contextos de incertidumbre. Aunque generalmente no son peligrosos, alertó que pueden contribuir a tensar la mandíbula o causar pequeñas lesiones dentales con el tiempo. Además, la repetición refuerza el hábito: cuanto más se recurre a estos gestos, más el cerebro los relaciona con una sensación de tranquilidad.
Para quienes desean reducir esta conducta, propuso estrategias como tomar conciencia del momento en que aparece, reemplazar el objeto por otro, practicar respiraciones profundas, moverse o trabajar en aumentar la tolerancia al malestar. Según su perspectiva, la verdadera calma consiste en aprender a soportar la incomodidad sin reaccionar automáticamente, en lugar de tratar de eliminarla por completo.