El crecimiento desmedido del lirio acuático en el río Lerma, uno de los cuerpos de agua más contaminados en México y el mundo, representa una problemática ecológica y de salud pública. Esta planta invade el río debido a la presencia de contaminantes como nitrógeno, fósforo y materia orgánica, que favorecen su reproducción y la proliferación de desechos acumulados.
Expertos, entre ellos Juan Pablo Ramírez Herrejón, biólogo del Colegio Mexiquense, y Rosalía Cruz Cervantes, investigadora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México en Lerma, coinciden en que la expansión del lirio es una consecuencia directa de la alta contaminación en la zona, agravada por las lluvias constantes de 2025.
Ramírez Herrejón señala que en la parte superior del afluente el lirio ha llegado a niveles comparables a una pandemia, ya que su presencia abarca lagos, ríos y presas en todo el mundo. El especialista explica que esta planta, que se vende como decoración para acuarios, puede prosperar en aguas tranquilas con abundancia de nutrientes, y que sus raíces dependen del agua, no del suelo.
El lirio acuático se adapta fácilmente a aguas contaminadas, gracias a células infladas que le permiten flotar y a su capacidad de absorber materiales pesados y materia orgánica, lo que puede facilitar su uso controlado para la rehabilitación de sistemas acuáticos. Sin embargo, cuando crece de manera descontrolada, se convierte en una maleza que genera contaminación equivalente a varias descargas sanitarias.
Además, el especialista destaca que el lirio puede propagarse por semillas resistentes a condiciones adversas, transportadas por el viento o aves, lo cual complica su control. La comunidad y las autoridades tienen una responsabilidad en evitar que los ríos sean utilizados como depósitos de basura, un problema que, según él, ha sido una práctica histórica en muchas regiones.
Por su parte, Cruz Cervantes advierte que aunque el lirio puede ayudar a remover algunos contaminantes, su crecimiento excesivo causa una disminución del oxígeno en el agua, favoreciendo procesos de eutrofización y descomposición en el fondo del río. Esto, sumado a los esfuerzos superficiales de extracción, deja abierta la posibilidad de que el problema persista.
La investigadora subraya que la contaminación en el río Lerma, que incluye residuos industriales, fertilizantes, hidrocarburos, y desechos domésticos, crea las condiciones ideales para la proliferación de esta planta invasora. La situación no es exclusiva del Lerma, ya que muchas especies similares en otros ríos del país también prosperan gracias a altos niveles de contaminación.
Por ello, expertos llaman a implementar medidas integrales que regulen y controlen el crecimiento del lirio, evitar la contaminación y promover una cultura de respeto y cuidado por los cuerpos de agua, para evitar que esta problemática se extienda y agravie aún más los ecosistemas acuáticos de México.