TEXCOCO, Estado de México, 1 de agosto de 2025.— La indignación ciudadana se manifestó nuevamente en varias calles del Estado de México, donde familiares de Personas Privadas de la Libertad (PPL) y mototaxistas realizaron protestas simultáneas para denunciar una red de extorsiones supuestamente coordinada desde diferentes centros penitenciarios del Estado. Los manifestantes señalan que estas actividades delictivas tienen su origen en los penales de Texcoco, Nezahualcóyotl y Ecatepec, especialmente en los reclusorios Molino de Flores, Neza-Bordo y Chiconautla. En este último, está recluido Fabián Alejandro Velázquez Torres, alias “El Adrián”, a quien acusan de ser el principal operador de la estructura criminal. Los manifestantes exigen su traslado inmediato a un penal federal, argumentando que continúa delinquiendo con la complicidad de las autoridades penitenciarias. Además, mencionan a otros internos como Bryan Rivas Fuentes, “El Panqué”; Mario Pérez Moreno, “El Chimpa”; y un recluso apodado “El Melvin”, quienes serían piezas clave en esta red de extorsiones. Las movilizaciones se llevaron a cabo en diferentes puntos estratégicos, incluyendo los accesos a los reclusorios de Texcoco y Nezahualcóyotl, y en la caseta número 7 de la autopista México-Puebla en San Marcos Huixtoco, Chalco. Durante más de cuatro horas, bloquearon el paso vehicular en un acto de presión para exigir acciones concretas del gobierno estatal. Además, mototaxistas de Texcoco, afectados por cobros de piso coordinados desde el penal de Molino de Flores, se sumaron a las protestas, denunciando extorsiones sistemáticas que afectan sus ingresos y su seguridad. “No podemos seguir operando bajo amenazas ni pagando por trabajar. Esto ya es insostenible”, manifestó uno de los representantes del gremio. Aunque la Secretaría de Seguridad del Estado de México ha anunciado ajustes internos para combatir la corrupción, los manifestantes aseguran que las anomalías persisten. Responsabilizan directamente a las autoridades penitenciarias por permitir que los internos mantengan el control de redes delictivas desde las cárceles. “La estructura sigue intacta, aunque cambien nombres y cargos. Las extorsiones no han cesado”, declaró una manifestante, quien prefirió permanecer en el anonimato por miedo a represalias.