El transporte en Lima Norte continúa afectado por protestas, incluyendo quema de llantas y bloqueos en avenidas principales. La mañana del martes 4 de noviembre, un grupo de supuestos transportistas intentó tomar la avenida Túpac Amaru, a la altura del kilómetro 24, en El Callao, bloqueando el tránsito con neumáticos en llamas, situación que fue rápidamente controlada por la Policía Nacional del Perú (PNP). Durante el incidente, algunos autos y mototaxis tuvieron que esquivar los obstáculos en llamas, causando riesgos para los usuarios. La protesta, motivada por constantes extorsiones y amedrentamientos contra su gremio, generó que el flujo vehicular se interrumpiera durante unos minutos, afectando a cientos de usuarios en la zona norte de Lima. En los principales paraderos de Puente Piedra, los pasajeros deben esperar más de 40 minutos por transporte, debido a la paralización. Ante esto, muchos optan por taxis colectivos que cobran hasta 10 soles para desplazarse a centros comerciales como Mega Plaza o Plaza Norte. La Policía dispuso 21 buses institucionales para trasladar gratuitamente a los afectados, aunque algunos usuarios de Puente Piedra y Pasaje a Ancon reportaron dificultades para movilizarse hacia sus trabajos. En avenidas Faucett y Venezuela, la presencia policial se ha reforzado, y unidades de Marina de Guerra brindaron apoyo logístico previamente. Algunas rutas, como Pesquera, redujeron sus servicios, mientras que otras, como Transsani La 50 y el Transcari Huáscar, confirmaron que no operarán ese día en solidaridad con la protesta. Pese a ello, algunas líneas de transporte, como Aquarius y Grupo Diez S.A., continúan brindando servicio, permitiendo desplazamientos limitados. Desde Ventanilla, los usuarios denunciaron aumentos en las tarifas, llegando a cobrar hasta 10 soles por viajes al aeropuerto Jorge Chávez, en circunstancias donde usualmente costarían menos. Esto se debe a la reducción en el número de unidades y a la alta demanda de servicios alternativos, que ha disparado los precios, generando malestar entre los pasajeros, quienes califican como un ‘abuso’ el incremento en los cobros.