Raúl Inés Guzmán, bombero de Toluca con más de 20 años de servicio, demuestra que no se necesitan capa ni reflectores para ser un héroe. Su labor en emergencias y desastres lo ha puesto en el frente de situaciones que muchos solo ven en las noticias. Pero además, ha desarrollado una pasión poco conocida: la lucha de brazos, un deporte que combina fuerza, coraje y perseverancia.
Su historia es inspiradora. Cuando no está atendiendo emergencias, cambia el casco por el entrenamiento físico y su fuerza se convierte en competencia en niveles nacional e internacional. Con una sonrisa franca, afirma: ‘La vida hay que disfrutarla’.
En una entrevista con El Sol de Toluca, Roth Inés explicó que trabajo y deporte no están peleados, y que con voluntad, compromiso y organización, es posible sobresalir en ambos ámbitos: ‘Quien quiere, puede. Solo es cuestión de comprometerse y mantener el objetivo’. La lucha de brazos, conocida popularmente como ‘las vencidas’, no fue parte de su plan inicial; empezó casi por casualidad, cuando un amigo lo invitó a un entrenamiento.
El deporte lo llevó a conocer a Carlos Vera, referente en la disciplina, quien lo impulsó a formalizar su carrera competitiva. Actualmente, lidera ‘Los Titanes Estado de México’, una agrupación que busca formar nuevos talentos y promover la lucha de brazos en la región.
Afiliado a la Federación Internacional de Lucha de Brazos (IFA), Guzmán destaca que en México la mayoría de los equipos están respaldados por este organismo, que aporta estructura y reglamentos. Aunque lleva más de 10 años en la disciplina, hace tres que compite a nivel profesional, enfrentándose a lesiones y dolores, pero sin abandonar su entrenamiento, impulsado por su pasión.
‘Cada entrenamiento exige mucho; hay lesiones y recaídas, pero el amor por lo que hago pesa más que el dolor’, comparte. Ha llegado a pesar lesiones graves —incluyendo una en la que estuvo a punto de perder tres dedos— y tiene cicatrices que testifican su esfuerzo. Sin embargo, afirma que la motivación continúa: ‘A veces entreno con molestias, pero si amas lo que haces, no hay excusas’.
Para Guzmán, la lucha de brazos también es un reto mental: vencer el miedo, el cansancio y la frustración. Su experiencia como bombero le ha enseñado el valor del tiempo y la importancia de perseguir sus sueños sin postergar. ‘Cada salida a un incendio me recuerda que la vida puede terminar en cualquier momento, y eso me hace valorar cada día y aprovecharlo’.
Ha sido testigo de situaciones extremas —incendios, accidentes— pero también de la solidaridad y esperanza humanas, razones por las que busca inspirar con hechos, no solo con palabras. Actualmente combina su trabajo con entrenamientos semanales, torneos y la formación de nuevos deportistas con la esperanza de que la lucha de brazos deje de ser un deporte invisible y que más jóvenes encuentren en ella una forma sana de canalizar su energía.
Para él, el éxito no radica solo en las medallas, aunque tenga varias, sino en motivar a otros a superarse. Su próximo objetivo es representar a Toluca en una competencia nacional y, a mediano plazo, en un torneo internacional, llevando con orgullo el nombre de su estado.
Raúl Inés Guzmán no solo apaga incendios, sino que enciende el espíritu de quienes lo rodean. Su historia demuestra que los verdaderos héroes no siempre llevan capa, pero sí pasión, valentía y corazón en cada batalla que enfrentan.