La Casa Real Británica atraviesa un momento difícil tras la decisión del príncipe Andrés de renunciar a todos sus títulos y honores reales, debido a los escándalos que lo han implicado. La reciente publicación del libro póstumo de Virginia Giuffre, principal acusadora de Jeffrey Epstein, ha reavivado las acusaciones contra el exduque de York. En su autobiografía, Giuffre relata con detalle sus encuentros con el príncipe, cuando ella tenía 17 años, y califica al roy al de 'maestro de la manipulación'.
La ex pareja de Sarah Ferguson expresó que, tras conversar con el rey Carlos III, decidió alejarse de sus funciones oficiales para no distraer a la familia real. Aunque Andrés niega las acusaciones y asegura que las rechaza enérgicamente, su renuncia ha generado repercusiones en su familia, en particular en sus hijas, las princesas Eugenia y Beatriz. Según la revista Hello!, ambas hermanas fueron invitadas al Pink Ball, un evento exclusivo del Museo Británico, pero optaron por no asistir, presuntamente por la influencia de su padre y las controversias que lo rodean.
Fuentes cercanas indican que la relación entre las princesas y su padre se ha ido deteriorando en años recientes, en un intento por evitar complicaciones mediáticas relacionadas con los escándalos de Andrés. La decisión de no acudir al evento puede haber sido un acto de distancia y protección personal.
Virginia Giuffre, quien se suicidó en marzo a los 41 años, dejó testimonio escrito en su libro 'Nobody’s Girl', donde revela detalles sobre sus encuentros con el príncipe Andrés. La estadounidense conoció a Jeffrey Epstein a través de Ghislaine Maxwell, y en 2001, en la casa de Maxwell en Londres, afirma haber tenido su primer contacto con el royal, entonces de 41 años. Según relata Giuffre, después de la cena y una salida nocturna en Londres, tuvo su primer encuentro sexual con Andrés, quien, según su versión, sentía que tenía derecho a ello.
Giuffre también menciona otros encuentros, incluido uno en una isla privada de Epstein, quien murió en 2019 antes de enfrentar juicio por tráfico sexual. La víctima denuncia que Epstein disfrutaba ser observado en sus ilícitas actividades y que no existía intención de ocultar sus acciones, desafiando las declaraciones de inocencia del príncipe Andrés. Aunque la justicia no ha dictado sentencia definitiva, estas revelaciones siguen afectando la reputación de la Familia Real Británica y su vínculo con los escándalos de abuso y manipulación.