Las comunidades inmigrantes hispanas y surcoreanas fueron las principales afectadas por una rápida operación policial ocurrida el jueves en una planta de Hyundai ubicada en el condado de Bryan, Georgia. En esta intervención, fueron detenidos aproximadamente 450 trabajadores, marcando la operación más significativa hasta la fecha en la actual ofensiva del Gobierno de Donald Trump contra la migración ilegal.
La operación, dirigida por la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. (ICE), en conjunto con la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), así como el FBI, la DEA y la Patrulla Estatal de Georgia, se llevó a cabo en la planta del "megasitio de Hyundai" en Savannah, donde se fabrican vehículos eléctricos.
Videos publicados en redes sociales muestran a trabajadores sorprendidos, algunos huyendo y escondiéndose en ductos o áreas boscosas cercanas. La irrupción detuvo momentáneamente la construcción de una planta de baterías cercana, parte de una asociación entre Hyundai y LG Energy Solution.
Las autoridades informaron que entre los detenidos hay inmigrantes indocumentados y una treintena de empleados surcoreanos que estaban en EE. UU. por motivos laborales. No se especificó si estos últimos estaban en situación migratoria irregular.
El complejo, cuyo costo total es de 7,600 millones de dólares y que emplea a más de mil personas, continúa operando en sus funciones principales de producción de vehículos; sin embargo, la construcción de la planta de baterías quedó suspendida.
A pesar del operativo, Hyundai aseguró que la producción no fue afectada y que continúa su plan de desarrollo en la región.