Las manifestaciones en Estados Unidos en rechazo a las redadas contra migrantes son una respuesta natural ante los abusos del gobierno de Donald Trump, según Soraya Vázquez Pesqueira, subdirectora de la organización Al Otro Lado.
"Estas protestas no solo se han registrado en California, donde la comunidad migrante es muy grande y la atención mediática es mayor, sino también en otros estados. Son una reacción a operativos que, en mi opinión, son ilegales y buscan sembrar un clima de terror", afirmó.
Este fin de semana, diversas protestas contra las redadas y deportaciones masivas se llevaron a cabo en Estados Unidos, y el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de 2,000 militares de la Guardia Nacional en Los Ángeles.
Vázquez Pesqueira explicó que las redadas forman parte de una estrategia orientada a sembrar miedo y pánico entre los migrantes, con el fin de que utilicen la plataforma CBP Home para autodeportarse. "Todo esto busca cumplir la promesa de Trump de deportar a miles de personas diariamente, pero como no lo ha logrado legalmente, ahora implementan tácticas de terror y abuso", señaló.
La activista afirmó que actualmente los migrantes temen incluso circular libremente por las calles, debido a las deportaciones masivas.
También comentó que en Baja California, las autoridades mexicanas han tomado medidas, como adecuar el albergue Flamingos en Tijuana, para recibir a los migrantes deportados. Sin embargo, explicó que las deportaciones a menudo se realizan hacia ciudades del interior del país, como Tapachula, Tabasco o la Ciudad de México, para evitar que los deportados vuelvan a la frontera.
Vázquez Pesqueira puntualizó que las deportaciones no se realizan necesariamente en vuelos directos a Estados Unidos, sino que algunos migrantes son trasladados desde los puertos de entrada y entregados en zonas del sur del país, posiblemente bajo presión de las autoridades estadounidenses.
Esta situación ha sido también señalada por otras activistas, como Sarah Soto de Espacio Migrante, quien ha alertado sobre esta coordinación para enviar a los migrantes mexicanos al centro y sur del país, una práctica que evidencia la presión de Estados Unidos en estos operativos.