TOLUCA, Estado de México, 5 de julio de 2025.— En medio de una de las crisis más profundas en años recientes, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) reformó su Estatuto Universitario para modificar su proceso de elección de Rector. Con esta decisión, el Consejo Universitario aprobó que el voto estudiantil tenga un peso doble respecto al voto del personal académico y administrativo, marcando un cambio sin precedentes en la estructura de poder dentro de la institución.
En una sesión extraordinaria realizada el pasado viernes, encabezada por el encargado de la Oficina de la Rectoría, Isidro Rogel Fajardo, se derogó el polémico artículo 43 y se modificaron los artículos 100 a 105 del Estatuto. La modificación más significativa es la proporción del voto: ahora los estudiantes tendrán dos votos, mientras que el personal académico y administrativo tendrá uno cada uno para decidir quién ocupará la Rectoría.
La reforma responde directamente a semanas de presión y protestas estudiantiles, que comenzaron el 23 de abril tras la filtración de un audio con declaraciones controvertidas del entonces rector Carlos Eduardo Barrera Díaz. La indignación se intensificó, llevando a la ocupación de 29 planteles, peticiones de renuncia y demandas por una mayor democratización, gratuidad y seguridad en la universidad.
Tras la renuncia de Barrera Díaz el 13 de mayo y la declinación de la candidata Eréndira Fierro, la UAEMéx se vio en la necesidad de replantear su modelo de elección interna. Sin embargo, los colectivos estudiantiles consideran que estos cambios aún no satisfacen sus demandas.
Como parte de la reforma, también se crearán Comités Electorales en cada plantel, integrados en proporciones de dos estudiantes por cada representante académico y administrativo, fortaleciendo así la participación estudiantil en los procesos de decisión.
Adicionalmente, el artículo 111 fue modificado para exigir a los consejeros que mantengan informada a su comunidad y establezcan canales permanentes de diálogo.
No obstante, sectores dentro y fuera de la universidad han expresado su preocupación por la falta de consulta amplia en el proceso. Algunos referentes consideran que los cambios podrían percibirse como imposiciones si no se acompañan de mecanismos efectivos de autocrítica y participación.
La Dirección General de Comunicación Universitaria calificó las reformas como un avance hacia una participación más democrática, pero evitó pronunciarse sobre el paro estudiantil que continúa cerrando varias facultades. Los colectivos insisten en que se requiere un proceso electoral transparente, secreto y universal, además de auditorías, subsidios en comedores universitarios, mejor infraestructura y protocolos contra la violencia de género.
Por el momento, la negociación entre autoridades y estudiantes sigue sin avances concretos, dejando en riesgo el futuro de la UAEMéx. La institución enfrenta una encrucijada: profundizar en cambios estructurales o arriesgar su legitimidad ante una comunidad que exige ser escuchada.