El Día de la Madre, además de ser una fecha para celebrar y agradecer el amor, la dedicación y el trabajo de millones de mujeres, nos invita a reflexionar sobre las oportunidades que brindamos a las madres y sus familias para prosperar. En Argentina, solo 5 de cada 10 mujeres están activamente en el mercado laboral —trabajando o buscando empleo— en comparación con 7 de cada 10 hombres. La situación se agrava entre las madres de hijos pequeños, quienes enfrentan dificultades para incorporarse al trabajo debido a la falta de redes de apoyo y políticas de cuidado. El trabajo doméstico y de cuidado no remunerado recae en exceso sobre ellas, ya que las mujeres aportan el 76% del tiempo total dedicado al cuidado en los hogares argentinos.
A pesar del respeto social hacia las madres, todavía no se garantizan las condiciones para un desarrollo laboral pleno para ellas. La escasa participación laboral de las madres tiene consecuencias sociales y económicas profundas. En Argentina, más del 40% de los hogares con niños pequeños donde la madre no trabaja enfrentan pobreza, haciendo que la maternidad sin empleo sea sinónimo de vulnerabilidad y un factor que perpetúa la transmisión de pobreza a futuras generaciones.
Esta realidad impacta también en el desarrollo de sus hijos e hijas. Un estudio de Harvard, que analizó datos de 25 países, mostró que las hijas de madres empleadas tienen un 21% más de probabilidades de acceder a un empleo y un 29% más de alcanzar puestos de supervisión, ganando en promedio un 6% más a nivel mundial y hasta un 23% en Estados Unidos. En cuanto a los hijos varones, aquellos con madres que trabajan dedican más tiempo a tareas de cuidado familiar: 16 horas semanales frente a 8.5 si la madre no trabaja. Lo más destacable es que no existen diferencias en bienestar o felicidad entre hijos de madres trabajadoras y no trabajadoras, evidenciando que el trabajo femenino contribuye a construir un entorno más equitativo.
El trabajo de las madres no solo es necesario —ya que sin ingresos es difícil evitar la pobreza— sino que es estratégico para construir una sociedad más justa. Para ello, Argentina debe priorizar la creación de empleos de calidad, especialmente para mujeres y madres. Sin embargo, en los últimos 15 años, no se han generado nuevos puestos de trabajo en el sector formal en el país. Para revertir esta tendencia, es imprescindible garantizar estabilidad macroeconómica y diseñar una estrategia de desarrollo que transforme el potencial de los principales sectores productivos en oportunidades palpables para toda la población. Dado que muchos sectores no ofrecen alta demanda laboral, será necesario potenciar encadenamientos productivos que generen empleo en zonas y comunidades específicas.
En este Día de la Madre, en lugar de flores, ¡regalemos oportunidades! Es urgente que Argentina deje de centrarse solo en la coyuntura y pase a planificar un largo plazo basado en estabilidad, crecimiento y empleo. Porque cuando las madres trabajan, crecen las hijas, los hijos y toda la nación. Es hora de transformar la admiración simbólica por las madres en un compromiso tangible con su bienestar y desarrollo.