Renacer: el apoyo de padres que transforman su duelo en amor y resignificación

Por: Equipo de Redacción | 03/11/2025 22:02

Renacer: el apoyo de padres que transforman su duelo en amor y resignificación

Renacer es un grupo de apoyo formado por madres y padres que enfrentan la pérdida de un hijo y que, en lugar de reunirse para llorar, buscan aprender a vivir con dignidad en la ausencia. En Toluca, Angélica, una de las integrantes, impulsa la creación del primer grupo presencial, convencida de que compartir experiencias y acompañar a otros puede convertir el dolor en amor.

A los 15 días de la muerte de su hija Brenda, Angélica buscaba en internet cómo seguir adelante. Los intentos de respirar dolían como si el pecho se partiera, hasta que encontró la palabra "Renacer".

Asistió a una reunión virtual donde lo que más le impactó fue que no hablaban de la muerte, sino de la vida de sus hijos. Allí comprendió que el duelo no se supera, sino que se resignifica, y que el amor no se apaga con la partida.

"Llegué sin entender nada, solo quería aliviar ese vacío, y aquí entendí que no estoy sola", dijo Angélica, quien ahora coordina en Toluca la formación de un grupo local de Renacer Mexico.

Este movimiento nació en 1988 en Río Cuarto, Argentina, tras la pérdida de Nicolás, hijo de Alicia Schneider y Gustavo Berti, quienes decidieron reunirse con otras parejas en duelo. No buscaban consuelo, sino sentido; desde el principio, su objetivo fue aprender a afrontar la vida tras la pérdida.

Desde aquel primer encuentro, el mensaje se extendió por toda América Latina. En México, hay reuniones presenciales y virtuales diarias que reúnen a padres de diversos estados y países.

Mildred, madre de Mario, se unió cinco meses después de la muerte de su hijo, el 1 de enero de 2024. Tras semanas sin alivio, una amiga la invitó a una reunión por Zoom. Al hablar, alguien le explicó que en Renacer no se trataba del final, sino de la vida de los hijos; esa frase le cambió la perspectiva y le enseñó que Mario había muerto una sola vez, y revivir esa pérdida constantemente solo prolongaba su sufrimiento.

Omar, padre de Paulo, fue el primero en conocer el movimiento. Su hijo falleció de leucemia y, durante meses, buscó ayuda profesional sin éxito. Al conocer Renacer, entendió que no se trataba de olvidar, sino de transformar el sufrimiento. Desde entonces, coordina grupos que brindan acompañamiento a padres en su proceso.

La base filosófica de Renacer es la logoterapia de Viktor Frankl, que propone encontrar sentido en medio del sufrimiento. En cada sesión, se reflexiona sobre la humildad, libertad, responsabilidad y paridad, pilares del grupo.

Los padres aprenden que sus hijos no son sus verdugos ni excusa para sufrir sin sentido. Mildred afirma que ese pensamiento le salvó la vida, y quienes llegan buscan un respiro; quienes llevan más tiempo, acompañan en esa etapa inicial.

En Renacer no existen jerarquías ni especialistas, solo pares que se entienden sin necesidad de explicaciones. Omar resume su filosofía con una imagen que repite en cada encuentro: el dolor no puede evitarse, pero sí elegirse, ya sea atravesarlo solo y hundido o acompañado.

Angélica lidera en Toluca la apertura de un grupo presencial, convencida del poder del encuentro cara a cara, del poder de tomarse de las manos, escuchar y recordar juntos, dando sentido a la ausencia.

En esas reuniones se leen textos, se comparten experiencias y se repite una frase símbolo de esperanza: "mamá, yo vivo en ti, dame una buena vida". Las fiestas de fin de año representan uno de los mayores desafíos.

Mildred aprendió a no morir con Mario cada 1 de enero, entendiendo que recordarlo no debe doler y que lo importante es honrar su vida. Omar empezó a celebrar con gratitud la Navidad y el Día de Muertos, convencido de que los vínculos no terminan con la muerte.

Para Angélica, vivir la ausencia de manera digna significa aprender a amar en un modo distinto. El silencio puede ser un bálsamo en momentos de nostalgia insoportable.

"Vivir la ausencia con dignidad no es dejar de amar, es aprender a hacerlo diferente", comenta.

En Renacer no hay plegarias ni promesas; solo la voluntad de seguir vivo en memoria de los hijos que partieron. Entre lágrimas, risas y memorias compartidas, se repite una certeza: el amor, cuando se aprende a mirarlo desde la ausencia, nunca termina.