¿Alguna vez te has preguntado qué pasa cuando una tubería gigante de agua se rompe en plena madrugada? En Atizapán de Zaragoza, eso se convirtió en una historia de resistencia, trabajo en equipo y recuperación que no te puedes perder.
El sábado pasado, en la comunidad de San Miguel Xochimanga, un ducto de 72 pulgadas sufrió una fractura que desató una avalancha de millones de litros de agua. La fuerza fue tal, que inundó más de 15 viviendas y dejó sin agua a colonias de Tlalnepantla, Cuautitlán Izcalli y, por supuesto, Atizapán. Pero, ¿qué hicieron las autoridades?
Tras 96 horas de trabajo intenso y sin parar, el personal de la Comisión de Agua del Estado de México (CAEM), con apoyo del organismo SAPASA, logró sustituir el tramo dañado y sellar la fuga. Lo sorprendente es la velocidad y precisión con la que actuaron: en apenas cuatro días, la reparación integral estuvo lista y comenzaron a llenar nuevamente las líneas de conducción.
¿Y qué pasó después? La buena noticia es que el Sistema Barrientos —donde se ubica el ducto— ya empezó a operar otra vez. Esto significa que el agua empezará a llegar de forma paulatina a las colonias y fraccionamientos de los tres municipios, sin dejar a nadie sin suministro. La CAEM puntualizó que estas demarcaciones no dependen 100% del sistema, ya que también tienen fuentes propias, lo que evitó una crisis total.
Pero la historia no termina aquí. Paralelamente, SAPASA realizó cambios en la zona afectada, incluyendo la sustitución de una tubería de drenaje y la construcción de un nuevo pozo de visita. Todo para fortalecer el abastecimiento y garantizar que, esta vez, no vuelva a ocurrir.
Este esfuerzo conjunto refleja la importancia de la planificación, la inversión y, sobre todo, la rapidez ante emergencias. Gracias a estos trabajos, esta noche, muchas familias podrán dormir tranquilas, sabiendo que el agua potable regresó a sus hogares. ¿Qué otras historias de resiliencia y trabajo en equipo tienes en tu comunidad?