Revelan que el destino del Universo podría ser un colapso temprano, no una expansión eterna

Por: Equipo de Redacción | 18/10/2025 16:00

Revelan que el destino del Universo podría ser un colapso temprano, no una expansión eterna

Durante décadas, la idea de que el fin del Universo estaba muy lejos en el tiempo, quizás en un estado de expansión infinita, predominó en la cosmología. Las teorías sobre su origen, como el Big Bang, se sustentaban en observaciones rigurosas y modelos sólidos; sin embargo, su destino permanecía en la incertidumbre. Ahora, un grupo internacional de científicos desafía esa visión al proponer que el universo podría colapsar mucho antes de lo que se creía.

Investigadores de China, España y Estados Unidos desarrollaron un modelo que revisa la evolución de la energía oscura y, en particular, la constante cosmológica, símbolo de la tasa de expansión del cosmos. Basándose en observaciones recientes, estiman que al universo le quedarían unos 20,000 millones de años antes de su fin, una cifra que altera la idea de una expansión infinita.

El estudio, publicado en el 'Journal of Cosmology and Astroparticle Physics', plantea un cambio radical en la interpretación del parámetro λ. Mientras durante 20 años se asumió que λ era positivo, promoviendo una expansión acelerada eterna, nuevos datos sugieren que podría ser negativo, lo que implicaría que el universo eventualmente dejaría de expandirse y comenzaría a contraerse, culminando en un Big Crunch.

Este giro es resultado de la reevaluación del papel de la energía oscura, que constituye cerca del 70% del contenido energético del cosmos. Desde su descubrimiento en los años 90, se pensaba que esta energía impulsaba una aceleración en la expansión del universo. Sin embargo, observaciones de proyectos como el Dark Energy Survey en Chile y el Dark Energy Spectroscopic Instrument en Arizona señalan que la energía oscura podría no ser una constante fija, sino que cambiaría con el tiempo.

Tye y sus colegas introdujeron en su modelo partículas hipotéticas llamadas axiones, ultraligeras, que habrían actuado inicialmente como una fuerza que favorecía la expansión. Con el paso del tiempo, esta fuerza se debilitó, dejando que la atracción gravitatoria y un λ negativo prevalecieran, frenando la expansión y llevando eventualmente a la contracción.

De acuerdo con su estimación, la expansión duraría aproximadamente 11,000 millones de años más, alcanzando un tamaño máximo de 1.7 veces la extensión actual. Luego, en unos 8,000 millones de años, el cosmos comenzaría a colapsar rápidamente, en un proceso mucho más breve que la etapa de expansión.

Este escenario es comparable a una bicicleta que sube una colina con viento a favor, se detiene en la cima y luego desciende aceleradamente. La fase de contracción sería rápida, debido al aumento en la densidad y la energía residual de los axiones, culminando en un Big Crunch, donde toda la materia se concentraría nuevamente en un punto de densidad infinita.

Aunque las estimaciones muestran un horizonte temporal finito para el universo, los científicos advierten que estas conclusiones aún no son definitivas. Se requerirán observaciones más precisas para confirmar si la energía oscura evoluciona de esta manera y si λ es efectivamente negativo. Actualmente, no descartan que λ sea cero, aunque consideran más probable que sea levemente negativo.

Este trabajo no solo replantea el destino del cosmos, sino que también invita a revisar la comprensión actual sobre la naturaleza de la energía oscura, uno de los mayores enigmas de la física moderna. La posibilidad de que el universo tenga un final definido, basado en leyes físicas observables en la actualidad, abre nuevas líneas de exploración teórica y astronómica.

Tye enunció: “Para cualquier forma de vida, es fundamental saber cómo empieza y cómo termina el universo”. La evidencia actual, combinada con modelos recientes, permite imaginar que nuestro universo podría estar destinado a un ciclo finito, en el que el fin se acerca en unos 30,000 millones de años. Esta visión, encara un cambio profundo en la cosmología, que hasta ahora pensaba en un cosmos en expansión infinita. La confirmación de estas hipótesis, a través de futuras observaciones, señalaría que el destino final del universo está determinado por leyes físicas precisas y procesos observables en nuestro tiempo.