La delegación de La Constitución Totoltepec enfrenta un grave riesgo por la sobrecarga del río Lerma, la disminución de la capacidad reguladora de la presa José Antonio Alzate y los residuos provenientes de plantas tratadoras. Aunque las viviendas ya no están bajo el agua, la comunidad teme que, ante las lluvias previstas hasta diciembre, el cauce vuelva a ceder y cause daños en viviendas y cultivos.
El delegado José Salvador explicó que la situación no es nueva, ya que el cauce del Lerma ha aumentado en altura en las últimas décadas debido a la falta de mantenimiento, lo que impide que los canales locales descarguen eficientemente.
‘Es urgente realizar un saneamiento integral a lo largo de aproximadamente 150 kilómetros del río, que atraviesa todo el valle, porque sino los canales seguirán sin poder descargar y cada temporada de lluvias estaremos en riesgo’, afirmó.
Según el representante vecinal, el nivel del Lerma ha subido medio metro desde los años ochenta, cuando fue declarado infraestructura de seguridad nacional y se restringió el acceso de maquinaria para desazolve. Este incremento dificulta que los canales de Totoltepec y del parcelario funcionen por gravedad, provocando acumulación y presión sobre los bordes.
La Comisión Nacional del Agua (Conagua) reconoce que el Lerma es un cauce estratégico en la Cuenca del Alto Lerma y que en temporada de lluvias es uno de los ríos más presionados del centro del país. Además, admiten que el deterioro de los sistemas de colectores y el crecimiento urbano sin control han incrementado el riesgo de inundaciones en Toluca.
Sumados a esto, los residuos de la Planta de Tratamiento Toluca Oriente, que recibe descargas de Zinacantepec, Metepec, San Mateo Atenco, Lerma y Toluca, también agravan la situación. La Comisión del Agua del Estado de México (CAEM) informó que esa planta trata 1.76 m³/s en el Alto Lerma, pero los lodos llegan aún con altas concentraciones de urea y metano, depositándose en los bordes del canal, lo que debilita la tierra y genera riesgos de colapso en temporada de lluvias.
Recientes recorridos de la comunidad han documentado depósitos frescos de residuos que generan calor y alteran la cohesión de la tierra, acelerando el deterioro de los bordes. La sobrecarga también se ve reflejada en la presa José Antonio Alzate en Temoaya, la cual, con capacidad para 35 millones de metros cúbicos, ya está al límite y no puede contener más agua, lo que incrementa la presión sobre el cauce.
El sistema ha perdido parte de su capacidad de regulación, haciendo que cualquier tormenta represente un peligro para las comunidades a lo largo del río y en el canal. Las autoridades han realizado acciones temporales como colocar costaleras y abrir desfogues hacia parcelas menos expuestas, pero estas medidas no sustituyen un desazolve profundo ni la reconstrucción de los bordes con materiales estables.
La comunidad advierte que los hombros debilitados deben reforzarse antes de que la temporada de lluvias termine por romperlos, ya que la expansión urbana y la descarga de residuos industriales agravan aún más el problema. La falta de vigilancia efectiva de autoridades ambientales permite que basura y residuos industriales acumulados actúen como tapones, elevando aún más el riesgo.
Mientras las viviendas permanecen seguras, las parcelas siguen bajo agua y los caminos de acceso en condiciones peligrosas, afectando la agricultura y provocando posibles pérdidas. La comunidad exige acciones concretas y sostenidas: saneamiento integral del río, recuperación de la función reguladora de la presa Alzate y control de residuos en las plantas tratadoras.
En conclusión, la imposibilidad de mantener el cauce limpio y regulado, junto con la acumulación de basura y residuos, obliga a los habitantes de Totoltepec a vivir con la incertidumbre constante de si los bordes resistirán una nueva tormenta.