El Servicio Secreto de Estados Unidos suspendió a seis de sus agentes, con sanciones que van de 10 a 42 días, por fallos de conducta relacionados con el intento de asesinato contra Donald Trump ocurrido el 13 de julio del año pasado en un mitin en Butler, Pensilvania. Las sanciones afectan a personal desde niveles de supervisión hasta agentes de línea, según informaron fuentes cercanas a las investigaciones. Aunque no se han divulgado detalles específicos, esta medida se tomó cuatro días antes del primer aniversario del atentado, en el que Thomas Matthew Crooks, de 20 años, abrió fuego con un rifle de asalto. Uno de los disparos rozó la oreja derecha del presidente, mientras otro impacto causó la muerte de un miembro del público; Crooks fue abatido por las autoridades en el lugar. Un informe interno del Servicio Secreto publicado en septiembre pasado concluyó que los errores de seguridad de la agencia, responsable de proteger a figuras políticas de alto nivel, fueron los que permitieron el atentado. La respuesta de la agencia al incidente, que generó una condena bipartidista, evidenció fallas en la planificación y coordinación con las fuerzas locales, según un informe preliminar de la Cámara de Representantes divulgado en octubre. Aunque tradicionalmente el Servicio Secreto ha sido visto con confianza, este caso ha puesto en entredicho su eficacia y gestión en situaciones críticas.
