La suspensión de actividades académicas en la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) en Ciudad Universitaria, Toluca, ha provocado una de las crisis económicas más graves en la zona en los últimos años, según lo confirmaron locatarios y operadores del transporte público. La baja afluencia de personas ha reducido las ventas de los negocios semifijos, principalmente food trucks y comercios de comida rápida, a apenas el 10 por ciento de su ingreso habitual, e incluso algunos ya cerraron sus puertas semanas atrás. Propietarios, quienes prefirieron mantener el anonimato por temor a represalias, señalaron que no logran cubrir ni siquiera los costos básicos como renta e insumos. En un recorrido por la zona, El Sol de Toluca constató que la mayoría de los comercios trabajan con poca o ninguna actividad, lo que refleja los efectos de la crisis. Por otro lado, las rutas urbanas y suburbanas que atraviesan Ciudad Universitaria también han sido severamente afectadas. Choferes expresaron que, durante los últimos tres meses, los autobuses han circulado prácticamente vacíos, dado que la principal fuente de usuarios —los estudiantes— permanece ausente. Odilón López Nava, delegado de la Cámara Nacional del Autotransporte de Pasaje y Turismo (CANAPAT) en la entidad, confirmó que la falta de clases presenciales impacta directamente al sector del transporte. Señaló que, aunque el ciclo escolar empezó oficialmente el martes pasado, la ocupación en las unidades apenas alcanza el 10 por ciento, y el posible retorno a clases presenciales, previsto para el 18 de agosto, aún genera incertidumbre. Quienes permanecen en la zona han reducido horarios y límites en sus operaciones, sobreviviendo con ahorros o créditos que, de prolongarse la crisis, serán difíciles de mantener. Un joven que trabaja en una lonchería comentó que antes del paro podía vender hasta cien órdenes diarias; actualmente apenas logran diez. La falta de estudiantes ha transformado por completo el ambiente, con un deterioro notable en el flujo peatonal y el movimiento en las áreas comunes, que lucen desiertas y con negocios operando a la mitad o cerrados. Aunque existe optimismo respecto a un posible regreso a clases para el 18 de agosto, tanto comerciantes como operadores reconocen que la recuperación será paulatina y que las pérdidas acumuladas no se revertirán de inmediato. Para muchos, agosto será la última oportunidad para salvar sus negocios o al menos sostenerse en medio de la crisis. Los afectados expresaron su tristeza ante la situación, señalando que, después de cerrar durante la pandemia por necesidad, ahora enfrentan cierres por abandono.