
Los hornos de Tecomatlán ya empiezan a impregnarse del aroma del pan de muerto, una tradición que cada año revive en la comunidad para celebrar el Día de Muertos y que abastece a todo el Valle de Toluca. Los panaderos locales trabajan intensamente para mantener vivo este oficio ancestral, que combina sabores, raíces familiares y arraigo cultural.
Don Rodolfo Reyes, panadero desde 1973, informó que el proceso de elaboración comenzó esta semana. “Ya empezamos a producir el pan de muerto; necesitamos surtir a un cliente que distribuye en la Central de Abastos de Toluca. Serán aproximadamente tres mil piezas que entregaremos”, comentó.
La mayor producción se concentra en esta semana y la siguiente, cuando la mayoría de los panaderos de la comunidad entregan sus productos en diversos puntos del Valle de Toluca. “Hacemos pan hasta el 29 de octubre y posteriormente solo algunos para la ofrenda y para nuestros muertitos”, explicó.
Respecto a los costos, don Rodolfo señaló que, aunque intentan mantener los precios estables, las alzas en ingredientes como azúcar, manteca y levadura los han llevado a reajustarlos. “El precio actual es de 4 pesos por pieza, solo a clientes de muchos años. A veces no alcanzamos toda la demanda, pero tampoco queremos sobrepasarnos en la producción”, añadió.
La elaboración del pan involucra a toda la familia. “Hacemos pan en tres tamaños, pero el más comercial es de molde con detalles en color rosa”, compartió.
Muchas familias del pueblo dependen de esta actividad. Aunque algunos hornos se dañaron con el temblor de 2017, ya han sido reparados y reactivados. “Nuestro horno se dañó, pero fue reparado y ahora es el que utilizamos”, afirmó.
Mientras las mujeres mezclan los ingredientes—harina, manteca, huevo y levadura—al menos dos personas se encargan de hornear el pan en un horno de leña. “Usamos gas, pero el sabor del pan sale mejor con leña, aunque el costo es mayor: la carga, que antes costaba 130 pesos, ahora vale 170”, explicó.
Finalmente, destacó que el pan de Tecomatlán sobresale por su sabor y calidad. Aunque se produce en otras zonas, este pan tiene un sabor único que la clientela busca específicamente en esta comunidad, consolidando así una tradición que perdura generación tras generación.