Venezuela intensificó su presencia militar en los estados fronterizos con Colombia en respuesta a los recientes despliegues navales de Estados Unidos en el Caribe, donde varios buques de guerra han llevado a cabo ataques contra presuntas embarcaciones vinculadas al narcotráfico. Washington mantiene desde agosto un operativo antidrogas en aguas internacionales del Caribe, cerca de Venezuela, que ha culminado en al menos 27 muertes de presuntos narcotraficantes.
El presidente Donald Trump acusó a Nicolás Maduro de vínculos con el narcotráfico y autorizó operaciones de la CIA contra Venezuela, acusaciones que Caracas atribuye a un plan de cambio de régimen para apoderarse de sus reservas petroleras. La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, negó negociaciones con Estados Unidos para la salida de Maduro, calificando dichas versiones como 'FAKE!!' y resaltando la unidad con Maduro en defensa del país.
En medio de estas tensiones, el almirante estadounidense Alvin Holsey anunció su retiro tras un año al frente del Comando Sur, responsable de operaciones en América Central y del Sur. Caracas considera estas acciones como una amenaza y ha ordenado maniobras militares con miles de efectivos en diferentes regiones, incluyendo los estados de Táchira y Amazonas, donde se han reforzado los controles en las fronteras con Colombia y Brasil.
Asimismo, Venezuela mantiene despliegues en zonas costeras próximas a Trinidad y Tobago, en una estrategia de resguardo de áreas estratégicas. Expertos internacionales cuestionan la legalidad de los ataques navales en aguas internacionales sin detenciones ni interrogatorios, y han expresado dudas sobre los posibles sobrevivientes a los ataques recientes, que según reportes estadounidenses, habrían dejado a algunos tripulantes con vida.
A pesar de la solicitud de Venezuela ante el Consejo de Seguridad de la ONU para evitar lo que califican como un 'crimen internacional' por parte de EE. UU., solo algunos miembros, liderados por China y Rusia, expresaron apoyo. Caracas denuncia que Estados Unidos intenta 'fabricar un conflicto' y ha solicitado una investigación sobre presuntas ejecuciones extrajudiciales de pescadores y civiles en aguas cercanas a Venezuela, afirmando que estos hechos no son exclusivos del país y pidiendo acciones internacionales para esclarecer la situación.