China y Estados Unidos continúan sin llegar a un acuerdo definitivo en sus negociaciones comerciales, a solo 12 días de que expire la tregua lograda en mayo. Después de tres rondas intensas en Ginebra, Londres y Estocolmo, las partes mantienen su voluntad de seguir dialogando, aunque sin avances concretos.
La última reunión en Estocolmo, que concluyó el martes, no especificó acuerdos claros, solo declaraciones de buena voluntad, como las de Jamieson Greer, representante comercial de EE. UU., y Li Chenggang, negociador chino. Greer advirtió que, si no hay avances antes del 12 de agosto, los aranceles sobre productos chinos podrían alcanzar el 85%, afectando el comercio bilateral.
El ministro chino de Comercio, Wang Wentao, señaló que ambas naciones deben buscar un punto medio y reiteró que China sigue abierto al comercio exterior, incluyendo un posible mayor acceso a productos estadounidenses. Esta dinámica sigue a varias reuniones previas, incluyendo un encuentro telefónico entre Donald Trump y Xi Jinping en junio.
Históricamente, ambos países han impuesto aranceles muy altos: EE. UU. llegó a 145% y China a 125%. Actualmente, Washington mantiene aranceles del 53.6%, derivados de diversos factores, incluido el impacto del fentanilo, sobre el cual Washington y Pekín mantienen disputas. China niega su responsabilidad y considera que la crisis de opioides es un problema interno de EE. UU.
A pesar de conferir buena fe, las negociaciones han estado marcadas por acusaciones mutuas y incumplimientos, con Estados Unidos buscando reducir restricciones como los controles a exportación de chips y China reafirmando que no aceptará imposiciones externas que trunquen su desarrollo. La tensión persiste en un escenario donde la cooperación y el diálogo son cruciales para evitar una escalada que afecte la economía global.
