El 2 de Octubre sigue siendo una fecha de memoria en Toluca, marcada por graves hechos de violencia durante las movilizaciones por el 47 aniversario de la masacre de Tlatelolco. Los incidentes culminaron en un operativo policial que resultó fallido, con enfrentamientos entre uniformados y manifestantes, presuntos estudiantes, así como con agresiones a periodistas, la quema de una patrulla y daños a una cafetería y un banco.
La policía municipal de Toluca evidenció deficiencias en su capacitación y vulneró el Protocolo de Actuación Policial para la Seguridad y Atención de Manifestaciones en pro de las Mujeres, aprobado por el Gobierno del Estado de México en junio de 2022, haciendo evidente un manejo inapropiado en la situación.
El operativo, encabezado por el director operativo de la Policía Municipal, José Luis Álvarez Orozco, se implementó después de que los estudiantes, que comenzaron su marcha cerca de las 9:30 horas, realizaron destrozos en un banco y en una cafetería en Paseo Tollocan y en el centro de Toluca. La movilización, justificó el alcalde debido a la feria del Alfeñique y la Feria Internacional del Libro, fue recibida con una presencia policiaca armada en la intersección de Juárez e Hidalgo, en el corazón de la ciudad.
Minutos después, se registró el primer enfrentamiento, donde la policía arrojó golpes y disparó toletes a los jóvenes y a reporteros, en una clara violación a la libertad de expresión. Los enfrentamientos incluyeron polvo, pintura y harina lanzados al aire, y la llegada de ambulancias de Protección Civil para atender a algunos estudiantes.
Luego, los manifestantes se dirigieron al Parque Simón Bolívar, donde planeaban un pronunciamiento. Sin embargo, una patrulla de la policía municipal cayó en conflicto con los estudiantes, quienes lograron quemar la unidad con varias bombas molotov, y enfrentaron a los agentes, algunos de los cuales resultaron lesionados.
El uso excesivo de la fuerza fue también dirigido hacia los medios de comunicación que cubrían los hechos. Reporteros y reporteras, incluyendo al menos ocho personas, dos de ellas de esta casa editorial, fueron agredidos física y verbalmente. En algunos casos, les arrebataron equipos de trabajo y celulares, en un intento de silenciar la cobertura de los incidentes.