¿Qué pasaría si una promesa del boxeo muere en plena competencia por falta de recursos? La historia de Fernando Cano Sánchez, un joven boxeador de Cuautitlán, ha conmocionado a toda la comunidad. Mientras entrenaba como sparring en un gimnasio local, tuvo un episodio inesperado que cambió su destino para siempre.
Todo empezó con un fuerte dolor de cabeza que lo hizo detenerse en medio del entrenamiento. Minutos después, Fernando se desvaneció, perdiendo el conocimiento en el ring. Rápidamente fue trasladado de emergencia al Hospital Vicente Villada, pero la tragedia estaba por desencadenarse.
Aquí lo impactante: en ese momento, el hospital no contaba con el equipo médico necesario para atender una emergencia de esa magnitud. La familia, desesperada, comenzó un peregrinaje por varias instalaciones para salvarle la vida.
Primero, lo llevaron a un laboratorio privado, esperando que pudiera recibir atención especializada. Pero, ante la falta de recursos adecuados, también lo trasladaron a Magdalena de las Salinas, donde lamentablemente no lograron salvarlo.
Finalmente, en un hospital privado, Fernando recibió una craneotomía, un procedimiento de urgencia, pero ya era demasiado tarde. A pesar de todos los esfuerzos, el joven de 22 años perdió la batalla contra un derrame cerebral severo.
Esta historia no solo revela la trágica pérdida de un talento prometedor, sino que también pone sobre la mesa una realidad dura: la falta de equipamiento médico adecuado puede tener consecuencias fatales. ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que la falta de recursos ponga en riesgo vidas jóvenes llenas de sueños?
La comunidad deportista y familiar clama por un cambio; por un sistema que garantice atención médica integral y pronta en todos los escenarios. La muerte de Fernando Cano Sánchez nos deja una lección: la prevención y preparación son fundamentales, y nadie debe pagar con su vida por la falta de infraestructura.