El 4 de noviembre de 2025, Lima vivió un día de caos debido al paro de transportistas que paralizó el servicio público en la ciudad. En medio de esta situación, Lilian Peña Albornoz y su hijo Gerald, de 9 años y portador de un trasplante de riñón, enfrentaron dificultades extremas para llegar a una cita médica esencial. La Policía Nacional del Perú (PNP) intervino, brindando apoyo y logrando que la familia accediera a un hospital en medio del colapso del transporte.
Originaria de Ucayali, la familia reside en Lima desde hace dos años y medio para que Gerald reciba tratamiento médico especializado. El niño, que estuvo sometido a diálisis durante dos años, lleva aproximadamente diez meses con un riñón trasplantado y necesita controles médicos frecuentes.
Lilian relató a América Noticias la dificultad para abordar un bus: “No se puede. Está repleto, repleto”, afirmó, intentando sin éxito subir a un vehículo con su hijo. La cita médica, programada para las 6:00 a.m., era crucial, pero la saturación del transporte público impedía cumplir con el horario.
La situación llamó la atención de transeúntes y periodistas, que acompañaron a la familia en su intento de conseguir ayuda. Frente a la imposibilidad de abordar un bus, la comandante Díaz y la coronel Maihua, oficiales de la PNP, se acercaron y ofrecieron una solución.
“La salud de él es muy complicadísima. No es una enfermedad simple”, explicó Lilian, destacando la urgencia de llegar al hospital. Las oficiales dispusieron una unidad móvil para trasladar a madre e hijo, asegurando que Gerald pudiera asistir a su cita médica sin contratiempos.
El paro de transportistas, convocado por diversos gremios en Lima y Callao, surgió como protesta por la creciente inseguridad que afecta al sector, incluyendo casos de extorsión y homicidios de conductores. La medida cuenta con el respaldo de organizaciones como la Asociación Nacional de Conductores Profesionales del Perú (ANCPP), Conet Perú y la Unión de Transportistas (UT).
A pesar de la declaración del estado de emergencia el 22 de octubre, los ataques y delitos en el sector no cesaron; en los 15 días siguientes, el Sistema Informático Nacional de Defunciones (SINADEF) reportó 28 homicidios vinculados al transporte público.
El paro impactó severamente la vida cotidiana en la ciudad. Paraderos como Puente Nuevo se llenaron de usuarios en busca de alternativas, mientras que el Ministerio de Trabajo recomendó el trabajo remoto y tolerancia en horarios laborales. Varias instituciones educativas suspendieron clases presenciales y optaron por la modalidad virtual para proteger a estudiantes y personal.
Algunos gremios de transportistas que no participaron en el paro del 4 de noviembre sostuvieron reuniones con Fernando Rospigliosi, presidente del Congreso de Perú, y acordaron crear una unidad de élite integrada por diversas instituciones. Héctor Vargas, representante de los transportistas, reiteró que no participarán en movilizaciones, procurando que esta unidad se enfoque en enfrentar a quienes cometen delitos que afectan a transportistas y ciudadanos.