Después de una larga jornada de trabajo, muchas personas buscan maneras efectivas para cuidar su salud mental y reducir el estrés acumulado. Expertos de EatingWell destacan tres hábitos, respaldados por investigaciones y profesionales en psicología y neurociencia, que pueden marcar una diferencia significativa en la calidad de vida al finalizar el día.
Estas recomendaciones, avaladas por especialistas como la doctora en psicología clínica Lara Barbir de la Universidad de Temple y la neurocientífica Caroline Leaf de la Universidad de Pretoria, ofrecen estrategias prácticas para el bienestar mental y físico en la tarde.
Las horas posteriores al trabajo son decisivas para mantener el equilibrio emocional. Aunque muchas personas disponen de tiempo libre después de las 17:00 horas, es común caer en rutinas poco restauradoras, como el uso excesivo de pantallas o la revisión constante del correo electrónico.
Las expertas señalan que el final del día es clave para gestionar el estrés, regular las emociones y preparar el descanso. La doctora Barbir comenta: "Nuestra salud mental influye en nuestros hábitos y viceversa". A continuación, se presentan los tres hábitos recomendados para fortalecer el bienestar mental y físico tras la jornada laboral.
El primer hábito es incorporar actividad física al final del día. Tras horas de inactividad o trabajo intenso, el cuerpo y la mente requieren una señal de transición. Barbir destaca: "Estamos programados para movernos mucho más de lo que hacemos hoy en día". Una caminata de 20 minutos, yoga simple o estiramientos con música pueden liberar endorfinas, reducir el cortisol y mejorar el estado de ánimo.
Un estudio citado por EatingWell indica que alcanzar los 7,000 pasos diarios, aunque menos de la meta convencional, se asocia con mejores indicadores de bienestar físico y mental. Este ritual ayuda a pasar del 'modo hacer' al 'modo ser', favoreciendo la relajación y la reconexión personal. Incluso una breve caminata puede tener efectos positivos en la actitud.
El segundo hábito es fomentar la conexión social o, si no es posible, la conexión consigo mismo. EatingWell destaca que sentirse parte de una comunidad es fundamental para la salud mental. La doctora Barbir afirma: "Conectarnos con seres queridos ayuda a reducir el estrés". Caroline Leaf subraya el valor de compartir tiempo en familia, cocinar, jugar o conversar. La soledad, considerada un problema de salud pública, puede incrementar el riesgo de enfermedades mentales y físicas. Las interacciones positivas, como abrazos, risas o llamadas, fomentan la liberación de oxitocina, la hormona del bienestar.
La autorreflexión y autocompasión también fortalecen la resiliencia. Escribir en un diario, por ejemplo, ayuda a regular las emociones y a afrontar la soledad.
El tercer hábito recomendado es relajar la mente conscientemente. EatingWell resalta la importancia de crear 'momentos de reflexión': espacios sin estímulos externos donde los pensamientos puedan fluir sin presión. Estos momentos pueden lograrse con una caminata lenta, una ducha o actividades creativas, permitiendo que el cerebro descanse y se recargue, esencial para la salud mental.
Barbir sugiere reservar tiempo para las preocupaciones, siguiendo las pautas de la terapia cognitivo-conductual. Esto ayuda a reducir la ansiedad y mejorar el sueño. En la hora previa a dormir, ambas expertas recomiendan evitar pantallas o actividades enfocadas en metas; en su lugar, sugieren estiramientos, meditación o lectura. Leaf concluye: "Donde pones tu mente, va tu cuerpo; por eso, elige la calma antes de dormir".
Además de estos pilares, EatingWell recomienda medidas complementarias: usar conscientemente la tecnología, identificar cuándo el teléfono se usa por costumbre y buscar mayor presencia y paz interna. Exponerse a luz natural, especialmente en la mañana, ayuda a regular el ritmo circadiano, mejorar el ánimo y la calidad del sueño.
Priorizar un sueño reparador, estableciendo horarios y rutinas relajantes, favorece la recuperación emocional. La alimentación también influye: una dieta rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado, frutos secos y aceite de oliva, como la dieta mediterránea, se relaciona con menor incidencia de depresión y ansiedad.
Finalmente, EatingWell recuerda que si la ansiedad, tristeza o problemas de sueño persisten a pesar de adoptar hábitos saludables, consultar a un Especialista en salud mental es fundamental para mantener el bienestar a largo plazo.