La Unión Europea intensifica sus esfuerzos por definir nuevos objetivos climáticos antes de la próxima cumbre de la ONU en Brasil, que se realizará del 10 al 21 de noviembre en Belém. Este martes, ministros de las 27 naciones del bloque se reunieron en Bruselas con el propósito de que al menos 15 países ajusten sus metas nacionales de reducción de emisiones, con el fin de presentar una posición consolidada y sólida en la cumbre.
Sara Aagesen, ministra de Clima de España, destacó la importancia de demostrar liderazgo en la lucha contra el cambio climático, señalando que "hoy es el día" para dar señales claras a inversores y actores globales.
El liderazgo de la UE en acción climática enfrenta desafíos internos y externos. La región luego de sufrir incendios forestales, olas de calor e inundaciones está en una encrucijada, pero las tensiones derivadas de la guerra en Ucrania y su relación volátil con Estados Unidos han complicado aún más la agenda ecológica. La reciente revisión de leyes ambientales por parte de la Comisión Europea, incluyendo la modificación de la ley de deforestación, ha generado preocupaciones entre ambientalistas sobre la voluntad real del bloque de avanzar en sus prioridades verdes.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, reafirmó en septiembre el compromiso del bloque con el liderazgo climático, prometiendo alcanzar la neutralidad de carbono para 2040 y reducir en un 90% las emisiones para esa fecha. La presidenta también ha vinculado la inversión en energías renovables con la seguridad y soberanía europea, argumentando que una Europa autosuficiente podrá afrontar con mayor resiliencia amenazas como aranceles, conflictos y desastres.
Sin embargo, algunos países de la UE se han desplazado hacia posturas más conservadoras, considerando las regulaciones climáticas como obstáculos económicos. La necesidad de fabricar y vender energías renovables o importar productos verdes ha generado un debate sobre la estrategia europea en el mercado global, especialmente frente a competidores como China.
Wopke Hoekstra, comisario de Clima, subrayó la importancia de integrar acciones climáticas con la competitividad industrial y la independencia del bloque, resaltando que es crucial la coordinación de los 27 países para alcanzar los objetivos.
El contexto internacional también ha influido en las discusiones europeas. La retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París y sus avances retroceso en metas climáticas contrastan con la visión europea de cooperación global. El acuerdo busca limitar el incremento de la temperatura global a 1.5°C, y en los últimos años, las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa y en el mundo han alcanzado niveles sin precedentes, exacerbando fenómenos meteorológicos extremos y degradando el clima.
Europa, además, se calienta a un ritmo más rápido que otras regiones desde los años 80, enfrentando lluvias intensas, inundaciones y sequías severas que amenazan su estabilidad ecológica y social.
La ministra de Clima de Suecia, Romina Pourmokhtari, afirmó que la clave está en mantener la ambición y la firmeza en las acciones, especialmente cuando enfrentan dificultades, y no solo en declaraciones fáciles. La cumbre COP30 será un momento determinante para definir el rumbo climático del continente y del mundo.