¿Un futuro de paz posible en Medio Oriente? La potencial alianza entre Israel y los países árabes sunitas

Por: Equipo de Redacción | 19/10/2025 06:31

¿Un futuro de paz posible en Medio Oriente? La potencial alianza entre Israel y los países árabes sunitas

Desde hace años sigo de cerca los cambios en el Medio Oriente, pero lo ocurrido desde el 7 de octubre de 2023 ha sido particularmente revelador. La reciente retirada de un libro en proceso de publicación, que tuvo que incluir una posdata sobre un cese al fuego, refleja un cambio geopolítico profundo: la posible consolidación de una alianza entre Israel y los países árabes sunitas, que si se formalizara mediante un tratado, representaría la mejor oportunidad para una paz duradera, incluso la creación de un Estado palestino.

A lo largo de estos dos años, ha quedado cada vez más evidente la cercanía de esta relación, que antes solo se discutía en círculos especializados. En hechos impactantes, antiguos enemigos que lucharon en guerras ahora colaboran contra Irán. En 2024, Israel fue atacado desde Teherán, y varios países árabes colaboraron en interceptar misiles en vuelo. En 2025, Israel bombardeó el programa nuclear iraní, cruzando espacio aéreo árabe, antes de que EE. UU. terminara la operación con ataques con bombas B-2 en Irán durante la victoria en la Guerra de los 12 Días.

Además, en este periodo, ninguna nación árabe ofreció asilo a los habitantes de Gaza, ni siquiera cuando EE. UU. presionó en ese sentido. La prohibición de grupos similar a Hamas se ha reforzado en algunos países, como Egipto, que mantiene un cierre fronterizo más fuerte que Israel. Contrario a lo que sucede en Occidente, donde algunos líderes han emitido discursos antisemitas, los líderes árabes han mostrado un respaldo claro a Israel y a la búsqueda de paz.

En este contexto, destaca la recuperación de soberanía en Beirut tras la derrota de Hezbolá y la salida de Bashar al-Asad a Moscú tras su derrota en Siria, contribuyendo a un panorama más esperanzador. Países como Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Sudán y Bahréin ya mantienen relaciones plenas con Israel, en un proceso facilitado por coaliciones como los Acuerdos de Abraham. Arabia Saudita, aunque aún en proceso, también está colaborando en la lucha contra Irán y parece estar preparada para aceptar a Israel como estado judío.

Por otra parte, los líderes palestinos enfrentan dificultades para aceptar las resoluciones de la ONU de 1947 que apoyan la creación de un Estado palestino y judío en coexistencia, y la necesidad de desradicalizar Gaza y Cisjordania para avanzar en la paz. El rechazo de Arafat a la oferta de los dos Estados en Camp David 2000, y la falta de una contraoferta sólida, han obstaculizado aún más el proceso. Sin embargo, las relaciones entre Israel y Egipto, establecidas en 1979, muestran que acuerdos con discrepancias son posibles y duraderos.

En la actualidad, los avances de Donald Trump, como la firma de un cese al fuego en octubre, han sido importantes. Aunque no es una paz definitiva, la devolución de rehenes y el alto el fuego representan avances trascendentales. La frontera de hecho que se consolida en la región refleja una realidad que, aunque imperfecta, empieza a trazar el camino hacia una estabilidad mayor.

Es importante reconocer que en Medio Oriente la victoria y la derrota no siempre significan lo mismo. La presencia de Irán y sus aliados, la judeofobia persistente en algunos países occidentales, y la resistencia de grupos como Hamas, complican el panorama. La situación del antisemitismo después del 7 de octubre, que se ha extendido globalmente, sigue siendo una amenaza que no desaparecerá en breve.

En Europa, los desafíos derivados de la inmigración y el resurgir de algunas formas de fundamentalismo islamista se contraponen a los esfuerzos del Medio Oriente por moderarse. Sin embargo, el retorno a una política pragmática y menos ideológica en la región del Golfo puede ofrecer una nueva oportunidad para la paz.

El futuro del Medio Oriente dependerá, en gran medida, de la relación entre EE. UU., China y los países de la región, y de si logra consolidarse una alianza semita que incluya a Israel y a las naciones árabes sunitas. La historia ha demostrado que en esta zona, con su dosis de fe y milagros, los improbables pueden volverse realidad. La clave será un liderazgo palestino dispuesto a negociar, y el reconocimiento mutuo de israelíes y árabes como vecinos que pueden convivir en paz.

Entre las figuras que podrían representar ese liderazgo, sobresale Marwan Barghouti, condenado por sus vínculos con Hamas, pero considerado potencialmente influyente en una posible solución de dos Estados. La historia reciente y las desigualdades evidencian que solo con voluntad política se podrá transformar esta compleja realidad en un camino hacia la estabilidad y la prosperidad regionales.