La madrugada de este miércoles, la violencia volvió a escenificarse en San Martín de Porres, al norte de Lima Metropolitana, en el conocido paredón de Chuquitanta, donde las ejecuciones con tiros siguen dejando víctimas y sembrando temor en la comunidad. Según informó Latina, dos hombres de nacionalidad venezolana fueron asesinados a balazos en un área agrícola desolada y poco iluminada del sector. La Policía Nacional del Perú (PNP) relaciona este ataque con otros casos recientes en la misma zona.
Las víctimas, aún sin identificar, presentaban signos de tortura y las manos amarradas. Al parecer, salieron a trabajar la mañana anterior y no regresaron a sus hogares. Las autoridades relataron que los agresores llegaron en dos camionetas y dos motocicletas, y luego de disparar varias veces, dejaron los cuerpos en plena vía agrícola. Pocas horas después, algunos familiares llegaron al lugar, pero prefirieron no dar detalles a la prensa.
El paredón de Chuquitanta se ha consolidado como un punto de alta peligrosidad, frequently elegido por bandas criminales para realizar ejecuciones. En menos de un mes, se han registrado seis asesinatos en este sitio, incluyendo un triple homicidio ocurrido a inicios de octubre y otra víctima el pasado 8 de octubre, en circunstancias similares de violencia extrema, con las víctimas maniatadas y múltiples disparos.
La Policía investiga si estos crímenes están vinculados, debido al patrón sistemático de tortura y ejecución en un área donde la oscuridad y el aislamiento facilitan la impunidad. La zona, a pesar de ser agrícola, cuenta con algunas casas dispersas, y los disparos frecuentes alertan a los residentes, quienes señalan la falta de iluminación y cámaras de seguridad como factores que agravan la situación.
Las vías de acceso no asfaltadas, los campos y caminos de tierra dificultan las labores de investigación. Los peritos han hallado casquillos de al menos dos armas diferentes, y las autoridades analizan si las víctimas, posiblemente de origen venezolano, ingresaron legal o irregularmente. La recuperación de pruebas es complicada por las condiciones del lugar, que requiere iluminación especial y mucha precaución, ya que muchas viviendas cercanas permanecen deshabitadas.
En declaraciones a Latina, vecinos informaron que la policía actuó rápidamente tras los hechos, permaneciendo en el sitio durante la madrugada para recabar evidencia. Sin embargo, las condiciones del entorno complican el trabajo forense.
La recurrente violencia en Chuquitanta ha motivado reclamos de los pobladores, que demandan medidas urgentes para devolver la seguridad a su distrito. La policía continúa investigando para identificar a las víctimas, establecer vínculos con organizaciones criminales y frenar la escalada de ejecuciones en esta zona aislada y propensa a la impunidad.
