Deliciosos cocoles, pan Blanco de Sal, mestizos y apurados, además de panes de chocolate, naranja y nata, son algunas de las especialidades que elaboran los talleres artesanales de Tecomatlán, un pueblo que conserva viva su tradición panadera a través de hornos caseros que transforman la harina en obras de arte comestibles admiradas por generaciones.
La cuarta edición de la Feria del Pan y del Mole se realizará del 15 al 17 de agosto, ofreciendo a los visitantes desfiles y bailes de chínelos que recorren las principales calles, llenando el pueblo de color y música en una celebración que destaca la cultura y hospitalidad de la comunidad.
Ubicado a solo 20 minutos de la cabecera municipal, por la carretera a Tenejapa o vía Tepoxtepec, Tecomatlán, en su entorno rural, invita a explorar caminos de terracería rodeados de invernaderos de rosas y callejones tradicionales que conducen a hogares con hornos antiguos, donde se mantiene viva la tradición panadera.
El mole poblano, preparado en grandes cazuelas de barro, combina ingredientes como chocolate amargo, chiles ancho, mulato y pasilla, chipotle, almendras, plátano y nueces, sirviéndose tradicionalmente con pollo, en un platillo que refleja la identidad y tradiciones culinarias de Tecomatlán.
Durante este fin de semana, Tecomatlán se transforma en el centro de la gastronomía y cultura local, invitando a todos a vivir una experiencia que fusiona sabor, tradición y diversión en un ambiente lleno de autenticidad y colorido.
